"La conversación duró casi cuatro horas e incluyó un almuerzo servido en el salón de la reunión"... Santo Domingo;- Pocos días antes de presentar su acusación sobre el caso Odebrecht, recibí, a través de un amigo común, una invitación del entonces procurador Jean Alain Rodríguez. Me sorprendió la gentileza, consciente de haber ganado mucha desafección entre funcionarios del pasado gobierno. Le dije al emisario que aceptaba. La entrevista se convino para la semana siguiente al día de la cortesía.
Me presenté antes de la hora. Recuerdo que faltaban ocho minutos para las once de la mañana. Esa circunstancia no motivó ninguna espera. Tomé el ascensor desde el parqueo del sótano de la Procuraduría y ya en el piso fui conducido por el personal de protocolo a la sala de conferencia. Allí, levemente ansioso, estaba Jean Alain. Su traje, azul cobalto, le estampaba al funcionario cierto garbo ejecutivo, a lo Wall Street. No bien asomé a la puerta me arropó con un solícito abrazo que quise reciprocar a pesar de mi torpeza. Al invitarme a sentar me pidió el celular, que él mismo llevó a su despacho. Entonces entendí el carácter reservado de la reunión.