La Internet es un instrumento comunicacional que
luego de salir del ámbito militar se convirtió en uno de los pilares
fundamentales para la transformación de la vida moderna. Es el
responsable, junto al descomunal avance de la tecnología, de una
revolución tan renovadora que ha logrado un mayor impacto en el quehacer
cotidiano que la Industrial, porque ésta ha penetrado, a escala
planetaria, (casi) sin importar el nivel de desarrollo de los países,
para reformar los hábitos comunitarios aun fuesen milenarios.
La vocación gregaria del ser humano encontró en este canal el mecanismo por excelencia para el acercamiento que, desde la individualidad, congrega, a través de las diversas plataformas que en principio permitían el contacto remoto y eficiente, con paladinas articulaciones orales que se convirtieron en escritas para llegar a las imágenes que circulan por los móviles con profusión; una tendencia que marca, con predominio de ese lenguaje visual que sustituye la prosa o se combina con ésta para, en tiempo real, mostrar el ajetreo humano en sus diferentes manifestaciones.
El mundo del espectáculo y los guiones personales son protagonistas de estas plataformas que hemos definido como redes sociales. Palpitan; son casi carne y huesos, como hologramas que crean sensaciones táctiles, presencia cuasi real; respiran vida. Las chicas y los chicos tienen en sus manos a los cantantes, actores y modelos de pasarela que admiran, del mismo modo que la familia, no importa si está dispersa por distintos rincones del mundo, siempre estará “corporalmente” junta.
Pero este fenómeno del siglo XXI que ha puesto al alcance del público interesado, la ciencia, la literatura, y un amplio etcétera, dio albergue a la política, la economía y los negocios y, desde éstas, a los cambios que se producen en la administración del Estado, la gestión económica y la manera de ofertar, vender o comprar un producto, solo con un cliqueo o un concierto de éstos, todo dependerá del fin perseguido o el movimiento de olas que conduce masas sin sus consentimientos a través de datas capturadas que revelan gustos, preferencias, demandas y hábitos de consumo de los internautas.
La República Dominicana como parte de esta sinfonía, maneja sus notas en medio de las particularidades que la realidad política pone en escena con el frenesí que se deriva de la pasión caribeña con que asumimos la actividad política. En medio de ese temperamento el debate partidario se fue trasladando de los medios tradicionales a las redes sociales y, de a poco, esfuerzos dispersos pero exitosos dentro del PLD se fueron agrupando, como otros con menos impacto, en una articulación de equipos que se bautizó como ColectivoLF, una plataforma comunicacional que de inicio contribuyó a moldear el debate político con más aciertos que errores.
Por Manolo Pichardo ;-
La vocación gregaria del ser humano encontró en este canal el mecanismo por excelencia para el acercamiento que, desde la individualidad, congrega, a través de las diversas plataformas que en principio permitían el contacto remoto y eficiente, con paladinas articulaciones orales que se convirtieron en escritas para llegar a las imágenes que circulan por los móviles con profusión; una tendencia que marca, con predominio de ese lenguaje visual que sustituye la prosa o se combina con ésta para, en tiempo real, mostrar el ajetreo humano en sus diferentes manifestaciones.
El mundo del espectáculo y los guiones personales son protagonistas de estas plataformas que hemos definido como redes sociales. Palpitan; son casi carne y huesos, como hologramas que crean sensaciones táctiles, presencia cuasi real; respiran vida. Las chicas y los chicos tienen en sus manos a los cantantes, actores y modelos de pasarela que admiran, del mismo modo que la familia, no importa si está dispersa por distintos rincones del mundo, siempre estará “corporalmente” junta.
Pero este fenómeno del siglo XXI que ha puesto al alcance del público interesado, la ciencia, la literatura, y un amplio etcétera, dio albergue a la política, la economía y los negocios y, desde éstas, a los cambios que se producen en la administración del Estado, la gestión económica y la manera de ofertar, vender o comprar un producto, solo con un cliqueo o un concierto de éstos, todo dependerá del fin perseguido o el movimiento de olas que conduce masas sin sus consentimientos a través de datas capturadas que revelan gustos, preferencias, demandas y hábitos de consumo de los internautas.
La República Dominicana como parte de esta sinfonía, maneja sus notas en medio de las particularidades que la realidad política pone en escena con el frenesí que se deriva de la pasión caribeña con que asumimos la actividad política. En medio de ese temperamento el debate partidario se fue trasladando de los medios tradicionales a las redes sociales y, de a poco, esfuerzos dispersos pero exitosos dentro del PLD se fueron agrupando, como otros con menos impacto, en una articulación de equipos que se bautizó como ColectivoLF, una plataforma comunicacional que de inicio contribuyó a moldear el debate político con más aciertos que errores.
Por Manolo Pichardo ;-
No hay comentarios:
Publicar un comentario