En República Dominicana, de siempre, hay que apuntarse en el
Gobierno. Por esa razón hay “danilistas” y danilistas. Los primeros
son allegados (abogados, periodistas y gente de toda laya, entre otros)
que han venido haciendo propias las consignas del presidente Medina
interponiéndose entre dos frentes, desde luego, sin inscribirse en el
bando del Presidente, solo de manera oportunista.
La mayoría cargados de intimidades inconfesables.
Pero mucho cuidado presidente Medina, usted conoce muy bien ese
comportamiento vil y revanchista de individuos que quieren y hasta le
convencen de agitar y patear el avispero peledeista porque están
acostumbrados a dar de sí, pensando en sí. Haría falta estar ciego para
no ver esa conducta enferma de rencores infinitos para confirmar las
crecientes discrepancias o desavenencias que le imprimen a la polémica
decisión de imponer las primarias abiertas.
Ese compromiso dinamitero no debe prevalecer en su bando partidario.
Usted tiene que hablar alto y claro para el caso porque una mayoría
entiende que es todo un desafío a la razón, es querer asumir la
identidad de sus adversarios y es provocar una ambientación tenebrosa a
lo interno de las organizaciones políticas. Aducir que el Congreso,
además de fijar que se fortalezca la democracia partidaria, también debe
dirigirla, es pretender poner el marco y pintar el cuadro.
La prevalencia estatutaria de un partido es hacer constar su método
de organización y dirección, y que delimitan claramente y regulan las
cuestiones importantes. ¿Tienen estos que ser aprobados por el
Congreso? Cada partido tiene su propia dinámica, adoptar las medidas
necesarias para garantizar su unidad interna, someterse a debates y
votación.
En el 2015 fue escogida toda la membresía congresual y del Ejecutivo
del PLD y aliados por un método “cerradísimo” y hasta democráticamente
objetable, pero legal: la reelección por reelección. Aquello fue
arrollador. ¿Esas primarias cerradas no complacieron al líder del
danilismo? ¿Siente repulsión por ello? ¿No se ajustaba a los criterios
de democracia interna de que su partido incluso obviara las primarias
formales?; pero más, queda claro, entonces, que es un tacticismo
coyuntural.
La cruda realidad es que “el poder” carece de opción para imponer la
candidatura. Pero tampoco puede cambiar la percepción ciudadana de que
no es posible enfrentar al ex presidente Fernández con las opciones del
Gabinete, lo que viene a señalar un punto final a la estrategia
descabezada de enfrentarlo. ¡Cuidado con los discursos empapados de
elogios para ocultar errores e incapacidades!. Todavía es posible
evitar no poco de éstos, y el principal de ellos es empeñarse en no
reconocer la realidad (Lo peor de un error no es cometerlo, sino
persistir en él, Santiago Ramón y Cajal).
Así que, la ley mordaza dejaría una influencia razonable - fundada en
que toda ilegalidad tiene culpables, responsables y cómplices, y es que
indicaría claramente de quién es la culpa. Ese es el riesgo, que el
capital político, esa suerte de bono democrático concedido a USTED pueda
ser dilapidado porque no pueda ser resuelta la lucha interna
simplemente porque el poder nubla la razón.
En política se necesita un mínimo de rigor, y para mejor compresión
del problema, el Presidente, que goza de no tener desbordada emoción,
razón para un respiro, lamentablemente podría reaccionar
desesperadamente si se le escapa la oportunidad de conciliar su
propósito y lo posible.
Por Manuel Fermín ;-
No hay comentarios:
Publicar un comentario