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jueves, abril 19, 2018

La Gonorrea, ¿está aumentando?

El responsable de la cartera de entonces lo dijo al referirse a la calidad de la educación: los estudiantes dominicanos socializan muy bien pero aprenden muy mal.
Mi pensamiento graficó la afirmación y los axones neuronales se lanzaron a construir sólidas sinapsis. Es por lo que la frase vuelve, potenciada por la observación y la conjetura: aunque mejor alimentados, alojados y equipados, los estudiantes dominicanos siguen aprendiendo mal.
El fracaso de una política pública emana de la falta de compromiso, lo que esperamos no ocurra en la salud. Para evitarlo en este medio de especialidades, como un Walt Witman navegando las aguas de la frontera imperial en el campo de la salubridad, la autoridad sanitaria celebra, canta y reconoce a los centros de salud públicos y privados, las ONGs y direcciones de Áreas de Salud por su desempeño en el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE) 2017. Premiar es honrar y honra, el Servicio Nacional de Salud (SNS) está compelido a emularlo a favor de los médicos abnegados que empujan a la baja esos indicadores de salud persistentes, engreídos y tozudos en su incremento.
Se premia el resultado de un engranaje que colecta la información sobre las causas de las consultas de pacientes en toda la red de salud: pública, privada y del tercer sector, a cargo de la Dirección General de Epidemiología (DIGEPI). Es una base de datos formidable: la nutren miles de especialistas que informan los síndromes ó“síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad”ó que llevan a la gente hasta ellos, en períodos dados, por atención en salud.
El Ministerio celebra esa eficiencia y la estimula, premiando. Y debe hacerlo. La abnegación y la entregan no deben quedar sin recompensa. El sistema se auto mide: según el boletín epidemiológico de la semana 14 (1 al 7 de abril, 2018), 2136 de las de 2467 “unidades notificadoras a nivel nacional (84%) reportaron el informe de notificación obligatoria (Epi-1) en el plazo establecido”. Sólo “Barahona y San Pedro de Macorís presentaron un desempeño deficiente con relación a este indicador” cuyo reporte semanal de ocurrencias define un desempeño que bordea la excelencia (92%).
En palabras llanas: la autoridad sanitaria sabe, en el plazo de un día y una semana, qué lleva a los residentes en el país a los centros de salud, qué los afecta, cómo y dónde los está afectando. Conoce así, qué atacar, con cuáles recursos, en qué magnitud y dónde. Es ilegítimo usurpar ese rol.
El reto está en que el conocimiento detallado y a tiempo de los síndromes no está variando algunos indicadores que hablan de ineficiencia. Ante ellos se anhela mayor compromiso en los centros y prestadores de servicios de salud de todas las redes. Como en Educación, sabemos lo que pasa, que los niños socializan bien, que están mejor alimentados, vestidos y con mejores librosÖ, pero que a pesar de todo siguen aprendiendo mal. Mortalidad Infantil.
Como salud es vivir, tolerarlo es promover la muerte. Hay que trabajar para bajar los indicadores vergonzosos para centros de salud y médicos. ¡Orgullo, ombe! Se necesita un cambio para bien. El gobierno continúa entregando hospitales. PromeseCal, supliendo. El SNS empleandoÖ Se impone el cumplimiento de los compromisos y los deberes de las partes. La salud colectiva y la situación nacional en salud nacional no son más que el resultado de los centros y prestadores. La responsabilidad está ahí.
El sistema de alerta se ha coronado en las alertas y, el control sanitario, en disponer una vacunación general contra la Difteria por sólo un caso importado detectado, ante la obvia existencia de vacunas almacenadas y disponibles que no estaban siendo aplicadas. Se está mal acostumbrando tanto a la gente que habrá que llevarle los servicios públicos a la casa, en las horas que dispongan porque ócomo ante la Educaciónó los padres y maestros rehúyen de los deberes que adquieren al traer hijos al mundo y al aceptar la condición de maestros y la paga. Responsabilidad.
Ese sistema de alerta no se ha disparado por casos de Gonorrea o secreción uretral. Según Salud Pública, en las primeras 14 semanas del 2018 los casos atendidos y notificados por este padecimiento promediaron 181 episodios por semana, en tanto en la semana 14 del 2018 fueron 142 y el acumulado para el período, 2546, cifra que la autoridad sanitaria considera “no significativamente diferente” que los 2904 episodios atendidos en igual período del 2017 aunque son 358 episodios menos, -12.33% respecto a igual período del 2017. Nadie quiere 2546 infecciones de gonorrea, menos en menores.
Hay que cumplir. El promedio semanal de episodios de Gonorrea para este período del 2017 fue 207 y en el 2018, 181, cifra consistente con la diferencia de casos al representar -12.56% respecto al 2017.
Se impone mantener la tendencia: la disminución de nuevos casos: Es lo que está acreditando la diferencia de episodios entre los dos períodos, obligando a valorar los avances nacionales en la salubridad nacional a causa de, entre otros aspectos, la inclusión progresiva óaún no satisfactoriaó de más afiliados al Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS) y la accesibilidad a condones  gratis y a medicamentos a bajo precio a través de las Farmacias del Pueblo y Promese Cal. Realidades.
Excluyendo lo epidémico, la cura de los padecimientos que puedan afectar a poblaciones específicas, por sus hábitos, predisposición genética o situaciones adversas, es deber de los centros y los prestadores de servicios de salud (públicos, privados y del tercer sector) y depende de la disponibilidad de terapias y medicamentos. Esos centros y prestadores cobran para ello. ¡A cumplir!
Es la coyuntura local cuando la Gonorrea amenaza con expandirse porque, según la Organización Mundial de la Salud, se está tornando resistente a los antibióticos. Prevención es informar e inmunizar.
Por Ignacio Nova ;-
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