
A seis años de administrar la cosa pública, las presentes
autoridades reciben muy malas calificaciones en lo que respecta al
sistema de salud de la nación. Entre esos indicadores deteriorados
podemos señalar el altísimo índice de mortalidad materno infantil que
exhiben nuestros hospitales, del mismo modo tenemos que mencionar el
incremento del embarazo en niñas y adolescentes, tema sobre el cual
hemos notado más relaciones públicas que acciones concretas para reducir
esta práctica generadora de miseria y de pobreza en nuestro país.
Junto a todo este cuadro lamentable de indicadores que avergüenzan
nuestra República, tenemos que señalar el fracaso debido a las
improvisaciones que desde el central gobierno y las autoridades del área
de la salud, entiéndase el Ministerio de la Salud y el Servicio
Nacional de Salud, en lo concerniente al progresivo deterioro de los
principales hospitales provinciales, municipales y regionales, así como
la tardanza en el proceso de reconstrucción de 56 hospitales que que
inicialmente fueron incluidos en un positivo proyecto de restauración de
los mismos, pero que al transcurrir el tiempo este bueno y planificado
deseo ha sido convertido en una verdadera pesadilla para los ciudadanos
que acuden a los centros hospitalarios públicos con la intención de ser
beneficiados con un derecho consagrado en nuestra Carta Magna, el
derecho a la salud.
Como si eso no fuera suficiente, tenemos que escuchar de manera
permanente las demandas de los contribuyentes para que cosas tan
elementales como un tomógrafo para el hospital regional infantil Arturo
Grullón de Santiago, sea entregado a este importantísimo centro de
salud, ni hablar del justo reclamo que durante mucho tiempo ha estado
haciendo el municipio de Neiba de la provincia Bahoruco, para la
construcción de un hospital digno para esa provincia fronteriza.
Todo esto ocurre en un ambiente donde el cartel de la
Seguridad Social que opera con la permisividad del presente gobierno, se
lleva millones de dólares de beneficios que van a parar a bolsillos de
particulares en detrimento del ciudadano contribuyente.
Por
Carlos Peña;-
Carlospenard@gmail.com
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