Hipolito y Abinader junto a sus "ELEGIDOS",,,,, |
Para ser un partido nuevo y producto de un nuevo desprendimiento de una
organización de las raíces y el peso histórico del PRD que lideraron
Bosch y Peña A. Gómez, el Partido Revolucionario Moderno tuvo un
desempeño en las urnas en el pasado proceso electoral que no debe tirar
por la borda. En función del espacio conquistado y de la alianza
multicolor lograda por el partido de gobierno, hasta con un adversario
tradicional como el PRD, el PRM emerge como la principal fuerza de
oposición, y con capacidad -bien manejada- de estructurar una corriente
contestataria que muchos puedan ver con alguna posibilidad de
convertirse en opción de poder.
La primera prueba a superar por el PRM,
es interna, a partir de poner los pies en tierra, de dejar que la
democracia fluya, así como de conocer su verdadero tamaño y realidad,
sin subestimar las potencialidades del adversario oficial. Ser
diferente, convertirse en referente es -de entrada- la prueba más
importante que la organización cuyo liderazgo comparten Hipólito Mejía y
Luis Abinader tendrá que superar ante los ojos de sus propios
militantes y de los demás sectores del país. Con o sin acuerdo para
ambos líderes apuntalar un candidato preferido en el proceso interno del
18 de febrero, en abierto perjuicio de los que -sin padrinazgo y sin
recursos del Partido- comenzaron un trabajo y anunciaron sus
aspiraciones desde muy temprano, el revuelo y los disgustos que esto ha
provocado no es señal alentadora. El que Mejía se incline por alguien
para la Secretaría General, aun sea sangre de su propia sangre, y que
Abinader haga lo propio con un pupilo para presidir la organización, es
un factor que -con todo el derecho que tienen los propuestos- no solo va
en contra del trabajo y de los méritos de los que anunciaron hace
tiempo sus aspiraciones, sino que puede empujar a la organización a
quedar sin árbitros para manejar con éxito -y equidad y justicia- los
procesos por delante. Y el hecho de que el PRM se quedara sin árbitros
porque sus líderes se envuelvan en un proceso que no deja de ser
subalterno, frente al superior de escoger el candidato presidencial,
sería lo peor que, de momento, le pudiera pasar. ¿Ha pensado en eso el
liderazgo? Por cierto, como a Andrés Bautista y a Jesús Vásquez le
dejaron prácticamente en el aire, cabe reconocer que la gestión al
frente del PRM la manejaron con determinado espíritu de arbitraje y de
equidistancia. Por ejemplo -y aun fuera como cumplido-, cuando Hipólito y
Luis despegaron temprano a movilizarse, le dijeron en una carta que
debían esperar que se diera el “banderazo” de salida. Difícil un caso
así para Paliza o Carolina (¿).
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
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