El hecho de que al menos 15 personas hayan
fallecido como consecuencia de ingerir una bebida alcohólica llamada
clerén, elaborada en forma artesanal y de manera clandestina, debe dar
lugar a una exhaustiva investigación y a un levantamiento oficial para
determinar los lugares y las personas que se dedican a elaborarla y
comercializarla para proceder a su eliminación completa.
Proteger la salud de las personas es una prioridad de cualquier Estado que se respete y vele por su pueblo, por lo que estos negocios clandestinos tienen que ser eliminados sin demora, lo que debe estar acompañado de una advertencia severa a que quienes fabriquen, comercialicen o consuman bebidas que no estén debidamente patentizadas, de que serán detenidos y enviados a la justicia sin contemplación.
Proteger la salud de las personas es una prioridad de cualquier Estado que se respete y vele por su pueblo, por lo que estos negocios clandestinos tienen que ser eliminados sin demora, lo que debe estar acompañado de una advertencia severa a que quienes fabriquen, comercialicen o consuman bebidas que no estén debidamente patentizadas, de que serán detenidos y enviados a la justicia sin contemplación.
La del ron es
una de las industrias más viejas en el país y sus redes de
abastecimiento y oferta se extienden de forma eficiente en todo el
territorio nacional, por lo que nada justifica que quienes quieren tomar
aguardiente acudan a este tipo de bebidas que se elaboran sin ningún
rigor, en ambientes abiertos y fuera de todo control sanitario.
Ha hecho bien el gobierno en nombrar una comisión para que investigue
estas muertes cuya causa está ya establecida, pero quedaría en una mera
formalidad si no adopta decisiones claras para impedir la existencia de
este tipo de negocios ilegales y peligrosos para la salud como acaba de
demostrarse palmariamente.
Liquidar, y en el futuro inmediato impedir la elaboración, venta y
consumo de bebidas alcohólicas ilegales y de factura clandestina está
plenamente justificado por esta doble razón: hay que proteger la salud
de la población y es importante que la industria formal de bebidas
alcohólicas, que paga sus impuestos y fomenta fuentes de trabajo, no sea
objeto de prácticas desleales, y además, atentatorias contra la vida.
Ningún falso populismo puede interponerse para que en esta
oportunidad el Estado no acabe con la proliferación de estas bebidas
artesanales que han probado su alto grado de letalidad y su extensión
por gran parte del país.
Lamentamos las muertes y esperamos que no registremos ni una sola más
por esa causa que estamos llamando a erradicar de forma inmediata y
permanente.
Tomado del editorial de
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