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viernes, octubre 27, 2017

Documentos desclasificados sobre el asesinato de Kennedy incluyen detalles sobre planes para matar a Fidel Castro

Fidel Castro, líder de la Revolución cubana,
estuvo en el poder desde 1959 hasta 2006,
cuando le cedió su puesto a su hermano
Raúl. Falleció en noviembre de 2016.
Plan de asesinato a Fidel Castro entre los documentos de JFK desclasificados
Como se esperaba, Cuba ha vuelto a ser noticia ahora que una buena parte de los documentos sobre el asesinato de John F. Kennedy ha sido expuesta a la luz pública.
Lo primero que ha llamado la atención de quienes se han asomado a los 2.891 documentos liberados es que una vez más el nombre de Fidel Castro entra en escena.
Si bien no hay espacio para la sorpresa, pues el propio fallecido comandante no dejaba de referirse a una astronómica cifra de intentos de sabotaje contra su persona.
Es significativo que se divulgue un documento firmado en 1975 por la Comisión Rockefeller, en el que se detalla el interés de la CIA por preparar varios asesinatos del barbudo cubano, tanto en la isla, como durante sus viajes al extranjero, incluso desde los primeros días de la llegada de Kennedy a la Casa Blanca, en enero de 1961.
Según este documento, se ha sabido que el hermano del presidente asesinado, y su secretario de Justicia, Robert Kennedy, le aseguró al FBI que tenía conocimiento de que la CIA había contratado a un intermediario que debía “acercarse a Sam Giancana con la propuesta de pagar 150.000 dólares para contratar a una persona armada que fuera a Cuba y matara a Castro”. 
Luego de confirmar que esta implicación facilitó el proceso judicial contra el mafioso estadounidense de origen siciliano por sus vínculos sucios con la CIA, Robert Kennedy insistía en que esta agencia “nunca debe volver a recurrir al uso de personas de la mafia sin primero hablar con el Departamento de Justicia porque eso haría difícil procesar a esa gente en el futuro”.
Más allá de la revelación de este documento, la relación entre la CIA y la mafia para asesinar a Fidel Castro ya había sido detallada en 1988 para la revista People por Judith Campbell, quien fuera amante tanto del John F. Kennedy, como de Giancana, a quien, por cierto, en su momento también se le vinculó con el asesinato de este.
Por otra parte, uno de los cables incluidos en los documentos desclasificados da cuenta de la conversación entre el FBI y un supuesto agente de la inteligencia cubana que aseguraba haber conocido a Lee Harvey Oswald, quien supuestamente accionó el gatillo para ultimar el presidente Kennedy el 22 de noviembre de 1963.
Esta conversación se produjo en 1967 y en ella el cubano bromeaba sobre la calidad del disparo efectuado por Oswald.
“Él era muy bueno” -dice el documento que exclamó.
Cuando su interlocutor le preguntó que por qué lo decía, el agente cubano le respondió: “Yo lo conocía”. 
Sin embargo, no hay nada más, lo que evidentemente agrega pimienta e incertidumbre al relato que sostiene que Fidel Castro y sus servicios secretos se encontraban detrás de aquel magnicidio. 
Otro de los documentos desclasificados se refiere a que, luego del fracaso de la operación militar en Bahía de Cochinos, en el centro-sur de Cuba, la CIA puso en marcha la Operación Mangosta, enfocada en provocar el derrocamiento de Castro por diferentes vías.
En este caso, sale a la luz ahora un documento del Consejo de Seguridad Nacional, que se refiere a una reunión secreta que tuvo lugar el 14 de septiembre de 1962, en la que “el general (Marshall) Carter dijo que la CIA examinaría posibilidades de sabotear partes de aviones que debían ser transportadas de Canadá a Cuba”.
También amparados por la Operación Mangosta, se ha sabido que la CIA llegó a formularse la provocación de atentados y eventos sangrientos en ciudades de Estados Unidos, de manera a inculpar al gobierno de Castro. 
“Podríamos desarrollar una campaña de terror comunista cubana en el área de Miami, en otras ciudades de Florida e incluso en Washington -detalla uno de estos documentos-. Podríamos hundir un barco lleno de cubanos (reales o simulados) de camino a la Florida. Podríamos fomentar los atentados contra la vida de los refugiados cubanos en los Estados Unidos, incluso hasta el punto de causar heridas, de manera a que se publique ampliamente.” 
El texto también se refiere a “explotar bombas de plástico en lugares cuidadosamente elegidos” para luego preparar el arresto de un supuesto agente cubano que diera pie a la publicación de documentos previamente preparados que corroboraran la participación de aquel “gobierno irresponsable”. 
Por último, de estos papeles develados tras más de 50 años de acontecer político se desprende uno fechado el 24 de noviembre de 1963, en el que el entonces director del FBI, J. Edgar Hoover, aseguraba que tenía evidencias de la culpabilidad de Oswald en el asesinato del presidente y que hasta se habían interceptado sus comunicaciones con Cuba y con la Unión Soviética.
De acuerdo con lo escrito, a Hoover le preocupaba que hubiera dudas sobre la real implicación y culpabilidad de Oswald en el asesinato de Kennedy.
Desde entonces esa ha sido la pista más fiable, que Oswald estuvo en la escena del crimen y que 48 horas después ya era hombre muerte. Lo demás sigue siendo pasto de teorías y especulaciones.

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