Fidel Castro, líder de la Revolución cubana, estuvo en el poder desde 1959 hasta 2006, cuando le cedió su puesto a su hermano Raúl. Falleció en noviembre de 2016. |
Plan de asesinato a Fidel Castro entre los documentos de JFK desclasificados
Como se esperaba, Cuba ha vuelto a ser noticia ahora que una buena parte de los documentos sobre el asesinato de John F. Kennedy ha sido expuesta a la luz pública.
Lo primero que ha llamado la atención
de quienes se han asomado a los 2.891 documentos liberados es que una
vez más el nombre de Fidel Castro entra en escena.
Si bien no hay espacio para la
sorpresa, pues el propio fallecido comandante no dejaba de referirse a
una astronómica cifra de intentos de sabotaje contra su persona.
Es
significativo que se divulgue un documento firmado en 1975 por la
Comisión Rockefeller, en el que se detalla el interés de la CIA por
preparar varios asesinatos del barbudo cubano, tanto en la isla, como
durante sus viajes al extranjero, incluso desde los primeros días de la
llegada de Kennedy a la Casa Blanca, en enero de 1961.
Según este documento, se ha sabido
que el hermano del presidente asesinado, y su secretario de Justicia,
Robert Kennedy, le aseguró al FBI que tenía conocimiento de que la CIA
había contratado a un intermediario que debía “acercarse a Sam Giancana
con la propuesta de pagar 150.000 dólares para contratar a una persona
armada que fuera a Cuba y matara a Castro”.
Luego de confirmar que esta
implicación facilitó el proceso judicial contra el mafioso
estadounidense de origen siciliano por sus vínculos sucios con la CIA,
Robert Kennedy insistía en que esta agencia “nunca debe volver a
recurrir al uso de personas de la mafia sin primero hablar con el
Departamento de Justicia porque eso haría difícil procesar a esa gente
en el futuro”.
Más allá de la revelación de este
documento, la relación entre la CIA y la mafia para asesinar a Fidel
Castro ya había sido detallada en 1988 para la revista People por Judith
Campbell, quien fuera amante tanto del John F. Kennedy, como de
Giancana, a quien, por cierto, en su momento también se le vinculó con
el asesinato de este.
Por otra parte, uno de los cables
incluidos en los documentos desclasificados da cuenta de la conversación
entre el FBI y un supuesto agente de la inteligencia cubana que
aseguraba haber conocido a Lee Harvey Oswald, quien supuestamente
accionó el gatillo para ultimar el presidente Kennedy el 22 de noviembre
de 1963.
Esta conversación se produjo en 1967 y en ella el cubano bromeaba sobre la calidad del disparo efectuado por Oswald.
“Él era muy bueno” -dice el documento que exclamó.
Cuando su interlocutor le preguntó que por qué lo decía, el agente cubano le respondió: “Yo lo conocía”.
Sin embargo, no hay nada más, lo que
evidentemente agrega pimienta e incertidumbre al relato que sostiene que
Fidel Castro y sus servicios secretos se encontraban detrás de aquel
magnicidio.
Otro de los documentos
desclasificados se refiere a que, luego del fracaso de la operación
militar en Bahía de Cochinos, en el centro-sur de Cuba, la CIA puso en
marcha la Operación Mangosta, enfocada en provocar el derrocamiento de
Castro por diferentes vías.
En este caso, sale a la luz ahora un
documento del Consejo de Seguridad Nacional, que se refiere a una
reunión secreta que tuvo lugar el 14 de septiembre de 1962, en la que
“el general (Marshall) Carter dijo que la CIA examinaría posibilidades
de sabotear partes de aviones que debían ser transportadas de Canadá a
Cuba”.
También amparados por la Operación
Mangosta, se ha sabido que la CIA llegó a formularse la provocación de
atentados y eventos sangrientos en ciudades de Estados Unidos, de manera
a inculpar al gobierno de Castro.
“Podríamos desarrollar una campaña de
terror comunista cubana en el área de Miami, en otras ciudades de
Florida e incluso en Washington -detalla uno de estos documentos-.
Podríamos hundir un barco lleno de cubanos (reales o simulados) de
camino a la Florida. Podríamos fomentar los atentados contra la vida de
los refugiados cubanos en los Estados Unidos, incluso hasta el punto de
causar heridas, de manera a que se publique ampliamente.”
El texto también se refiere a
“explotar bombas de plástico en lugares cuidadosamente elegidos” para
luego preparar el arresto de un supuesto agente cubano que diera pie a
la publicación de documentos previamente preparados que corroboraran la
participación de aquel “gobierno irresponsable”.
Por último, de estos papeles
develados tras más de 50 años de acontecer político se desprende uno
fechado el 24 de noviembre de 1963, en el que el entonces director del
FBI, J. Edgar Hoover, aseguraba que tenía evidencias de la culpabilidad
de Oswald en el asesinato del presidente y que hasta se habían
interceptado sus comunicaciones con Cuba y con la Unión Soviética.
De
acuerdo con lo escrito, a Hoover le preocupaba que hubiera dudas sobre
la real implicación y culpabilidad de Oswald en el asesinato de Kennedy.
Desde entonces esa ha sido la pista
más fiable, que Oswald estuvo en la escena del crimen y que 48 horas
después ya era hombre muerte. Lo demás sigue siendo pasto de teorías y
especulaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario