Hilando y cantando.- Odebrecht, agarrada con la
mano en la masa, cantó con voz nueva, nunca usada, y de lo más lindo.
Dijo todo lo que había que decir, y algo más. Fue mala desde el
principio, pero no se lucró sola. Y a todos con la dignidad debida. No
boroneó al uso criollo, sino que repartió a cada cual según el
porcentaje acordado. O fue Emilio, el padre, o Marcelo, el hijo, que dio
la clave. La fórmula del soborno. O se les daba a todos o a ninguno.
Si eso fue en Brasil ¿por qué no en República Dominicana? Tengo miedo, y cruzo los dedos, de que se repita el cuento del toro que no es y el toro que es. Que esperando unos nombres, salgan a relucir otros que no se han pedido. Que Odebrecht diera a una campaña, pero igual a la otra y a la otra, y que todo el affaire termine en un callejón sin salida. Es un pálpito perverso, pero pálpito al fin, y que de comprobarse cambiaría todo el panorama, y más de uno debería huir por la izquierda...
No me digas.- Me hablaban por estos días de que Odebrecht patrocinó un premio de periodismo, y me dieron los nombres del jurado y de los ganadores. Si fue así, que no tengo memoria, la constructora brasileña usó su dinero en relaciones públicas, y no solo se dedicó a construir, o a sobornar funcionarios o financiar campañas electorales, sino a procurar complicidades que de alguna manera o circunstancia deberán servir a sus fines. Tuvo al gobierno en mira y a los partidos, y quién diría que no a la sociedad civil. Se demanda transparencia del gobierno, y bien, y de los partidos, igual, pero ¿por qué no a la sociedad civil? Cuando llegue el momento ¿solo se revelará lo de gobierno y partidos, o también de la sociedad civil?...
Si eso fue en Brasil ¿por qué no en República Dominicana? Tengo miedo, y cruzo los dedos, de que se repita el cuento del toro que no es y el toro que es. Que esperando unos nombres, salgan a relucir otros que no se han pedido. Que Odebrecht diera a una campaña, pero igual a la otra y a la otra, y que todo el affaire termine en un callejón sin salida. Es un pálpito perverso, pero pálpito al fin, y que de comprobarse cambiaría todo el panorama, y más de uno debería huir por la izquierda...
No me digas.- Me hablaban por estos días de que Odebrecht patrocinó un premio de periodismo, y me dieron los nombres del jurado y de los ganadores. Si fue así, que no tengo memoria, la constructora brasileña usó su dinero en relaciones públicas, y no solo se dedicó a construir, o a sobornar funcionarios o financiar campañas electorales, sino a procurar complicidades que de alguna manera o circunstancia deberán servir a sus fines. Tuvo al gobierno en mira y a los partidos, y quién diría que no a la sociedad civil. Se demanda transparencia del gobierno, y bien, y de los partidos, igual, pero ¿por qué no a la sociedad civil? Cuando llegue el momento ¿solo se revelará lo de gobierno y partidos, o también de la sociedad civil?...
Algo
más.- Mónica Moura sacó --en su delación premiada-- a Danilo Medina del
paquete de campañas electorales financiada por Odebrecht. El Gobierno
se sintió redimido, pero a los grupos que se mueven en la calle, esa
declaración de la esposa y socia de Joao Santana, fue menos que nada. La
delación premiada es buena para una cosa y mala para otra. Si denuncia o
acusa, excelente. Si niega o exculpa, lo peor. Aunque esos núcleos
nunca se darán por satisfechos, el gobierno necesita reforzar su
posición, y la única manera sería mostrando documentos de pago o que los
empresarios que costearon la campaña den la cara. Que cada uno revele
su aporte, creando una suerte de transparencia que obligará a los demás
candidatos a hacer lo mismo. Considerar una rendición de cuentas más
sincera, sin trucos ni afeites, como si fuera una declaración de
impuestos sobre la renta...
Una sí, otras no.- Nadie debe interponerse en el interés del otro,
aun cuando el otro resulte sospechoso. Las únicas cuentas que intrigan
corresponden a las campañas del 2012 y 2016, las de Danilo Medina, y la
averiguación no tiene nada de malo. Fueron ganadoras, asumieron el
gobierno y es la autoridad que debe proceder contra Odebrecht. Sin
embargo, conviene repensar el asunto, y tal vez recapitular. Odebrecht
llegó al país en el 2001, y hubo campaña electoral en el 2004 y en el
2008, con consiguientes gobiernos. ¿Acaso Odebrecht hizo de inocente en
esos procesos y no metió su mano a favor de ninguno de los candidatos,
fuera de gobierno o de oposición? La respuesta sería incómoda en cada
caso, pero convendría saber por qué la reelección de Medina levanta
sospecha y no la de Hipólito Mejía en el 2004 o de Leonel Fernández en
el 2008...
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