Si las motocicletas constituyen el medio a través
del cual se perpetran la mayoría de los atracos o atentados en el país…
¿qué estamos esperando para ejercer un control más estricto sobre su
uso? Aun cuando se trate del vehículo que emplea una gran parte de las
familias de escasos recursos para movilizarse, estas motocicletas ya
representan para la ciudadanía un símbolo vivo del peligro.
La gente se asusta cuando ve o siente que se le acerca o le sigue una
motocicleta y no está para discernir si se trata de un padre de
familia, trabajador honrado o de un delincuente.
Este dilema es el que obliga a una depuración estricta de estos
vehículos, tanto para establecer la originalidad de sus matrículas, la
licencia de sus conductores, su propiedad y si está al día con las
reglas del tránsito.
Esto se consigue de dos maneras: abriendo un proceso para verifi car
estos datos y, al mismo tiempo, hacer obligatorio el uso de chalecos
lumínicos con el número de la placa y cascos protectores del conductor y
un eventual pasajero u acompañante.
O procediendo de inmediato a una requisa sistemática, general, en las
calles y avenidas para verifi car si los motociclistas están cumpliendo
con estas normas, algo que se les haría difícil a los delincuentes, que
por lo general andan sin documentos de identidad y de la propiedad de
esas motocicletas.
Un operativo de envergadura de la Policía Nacional y la Autoridad
Metropolitana del Transporte (AMET), a diferentes horas del día, está
legítimamente permitido, porque se trata de una acción de emergencia
para contener la alta ola delincuencial que pone en peligro vidas
humanas y propiedades.
No puede haber contemplaciones en la persecución y detención de los
que usan esas motocicletas para violar la ley y cometer toda clase de
desmanes, atemorizando a todo un pueblo y creando un clima de
inseguridad y miedos.
En nombre de la protección ciudadana, nadie puede oponerse ni
rechistar frente a un operativo de urgencia como ese. La situación
actual no admite más demora en poner control a los criminales.
El quedarse de brazos cruzados es peor, porque la autoridad les
estaría dejando el terreno libre para que, confundidos o disimulados
entre los ciudadanos correctos y buenos que también usan motocicletas,
estos delincuentes sigan su macabro festín perverso matando,
atropellando o atemorizando al pueblo a cualquier hora del día, sin que
nada les pase.
En este contexto, el anuncio del alto mando militar y de la Policía
de que aumentará el patrullaje con 7,000 hombres más y que ha constatado
que desde motocicletas ocupadas por varias personas se están cometiendo
muchos actos criminales, es digno de saludarse porque es lo que ha
estado demandando la ciudadanía. A la autoridad le corresponde actuar
con mano fi rme y a los ciudadanos esperar resultados.
Tomado del editorial de
de la fecha
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