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martes, diciembre 27, 2016

Conflictos políticos

OTROS ELEMENTOS.- El 2017 será un año político, incluso de definiciones, porque los partidos tendrán que mirarse el ombligo y darse cuenta de que, a pesar de lo que creen por sí mismos, no son el centro del universo. El Reformista Social Cristiano dejó su pleito a medio talle, creyendo que el Tribunal Superior Electoral lo puede sacar a camino. Interesante la experiencia de ayer. Hubo una reunión de la Junta Central Electoral con los partidos, y por el sector reformista asistió Quique Antún.
La información no es muy clara. Se sabe que fue a solicitud de las organizaciones, pero intriga que los mansos se juntaran con los cimarrones, ya que además del PRSC y la FNP, también el PRI y la UDC, y se supone que la agenda de la UDC y el PRI no es la misma del PRSC y la FNP. Una cosa es el Bloque Opositor y otra muy diferente el Bloque Progresista. Queda la posibilidad que fuera el Foro de Partidos Políticos, pero tampoco se pensaba que en ese espacio fuera tan ingeniosa y civilizada la convivencia, al extremo de coincidir sus variados intereses. A menos que se diera situación sui generis: refundir en una todas las peticiones de cita…
DOS Y NINGUNO.- Si Quique Antún solicitó cita en su condición del presidente del PRSC, Ito Bisonó no tenía que aparecerse y menos crear una situación de identidad. La Junta Central Electoral, por lo visto, no asume ni toma parte en el conflicto. Y así será hasta tanto el Tribunal Superior Electoral decida cuál de los dos es la autoridad legítima. Si su presidente titular, suspendido, o su presidente en funciones, sometido. El caso, aunque extravagante, es político, y será una de las tantas incidencias que marcarán el 2017. La irracionalidad política no tiene límites, y se comprueba al observar el juego de los bandos. Torpeza por aquí, torpeza por allí, y creyendo que los reformistas en su conjunto son unos tontos irremediables, de esos que se castigan sentándolos en una esquina del aula para burla del curso. Dan a entender que si Antún gana en la instancia judicial, el problema queda resuelto. Que si --por el contrario-- Bisonó se impone, desaparece la diferencia. Así de simple, así de sencillo. El asunto es que sea Antún o que sea Bisonó, pues cada cual aceptará y se someterá al fallo del árbitro…
EL BARCO FANTASMA.- El panorama político dominicano hasta risueño resulta en ocasiones. El PLD padece de un gigantismo que lo estropea todo y sus dirigentes no saben cómo encogerlo. El PRSC por su lado es todo lo contrario. Sufre de enanismo, y sus responsables piensan que la solución está en que sea cada vez más pequeño. Que lo importante no es que el partido crezca y se acredite, sino que disminuya y se convierta en una entelequia. El PRSC, con Quique Antún suspendido, o Ito Bisonó sometido, y José Hazim amonestado, es un barco fantasma que a nadie provoca navegar sus rutas perdidas. Eso lo sabría cualquier marinero de oficio, pero más un capitán de barco, o un lobo de mar, y los amotinados y los comandantes reúnen condiciones suficientes para evitar irse al fondo. A los reformistas le quisieron arreglar el número, acusando al gobierno de sus actuales dificultades, pero el invento no funcionó, pues no era asunto de número, sino de lotería. Ahora Antún y Bisonó, pero no pueden olvidarse otros capítulos recientes. Eduardo Estrella, Carlos Morales, Amable Aristy, o el Frente, o la chiva…
CARTAS ENTRE GITANOS.- Incluso la anécdota. La visita de Hipólito Mejía al local principal del Partido Reformista Social Cristiano fue divertida. Regocijado Mejía, llenos de agrado Quique Antún y compartes. Nadie piensa en las implicaciones, pero mucho menos calcula las consecuencias. La solidaridad en ocasiones tiene cara de hereje, y la de Mejía con los reformistas de Antún fue una de ellas. Además de disparate. Se quiso hacer ver o creer que el suspendido presidente del PRSC no estaba solo, de que si no tenía todo el partido tras de sí, contaba con refuerzos oportunos. Que si el Gobierno apoyaba a Ito Bisonó, la oposición a Antún. Habrá que ver de qué sirve una cosa o la otra. Ahora, sí puede apostarse que cuando Mejía decidió respaldar al presidente suspendido, no pensó en la causa de éste, sino en su propia estrategia de retorno. Antún se dejó confundir, y vio el gesto como personal, y era, y no podía ser de otro modo, político. La expresión es vieja, pero valiosa: No deben leerse cartas entre gitanos. Y ese día Mejía le leyó las cartas al más gitano de los reformistas…
Por Orlando Gil ;-
orlandogil@claro.net.do

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