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domingo, octubre 23, 2016

Negocio, droga y extorsión

Estados Unidos no le perdona al Gobierno dominicano haber adquirido en Brasil, y no en su país, la flotilla de aviones destinada a vigilar las costas y la frontera para controlar la entrada de drogas. Tampoco perdona que en una licitación pública internacional, los brasileños hayan sido favorecidos con el contrato para construir dos plantas de energía en Punta Catalina, a pesar de que la licitación fue llevada por una empresa muy calificada de esa misma nación. Hoy, el país paga por eso.
El despojo abusivo de la visa al principal cabeza del Poder Electoral dominicano, por el Departamento de Estado de Estados Unidos, inducido por su representante diplomático local, no fue respondido a tiempo por el gobierno de Danilo Medina y esa indiferencia hoy tiene sus costos. Esos vientos trajeron estos lodos. No haber respondido esa ofensa al país, llevó al embajador estadounidense a visitar desde el Palacio Nacional hasta la alcaldía de la capital lanzando en cada visita lodo y veneno sobre la institucionalidad y dejando estelas de dudas sobre la conducta del funcionario “despojado” de las visas. Pero, como dice el refrán “más vale tarde que nunca”. El pedido público del  presidente Medina para que el diplomático sea específico en sus acusaciones y no generalice a la hora de hablar de corrupción, ha encontrado eco en muchas voces del país. Además, lo relacionado con la aseveración de que este es el mayor puente para el tráfico de drogas, es una respuesta que hace tiempo muchos hemos cuestionado. Ante este “match” entre el poderoso embajador y el Gobierno, la oposición, en busca de espacio y un segmento de la “sociedad civil” han tratado de descalificar al gobernante dominicano.  Y yo me pregunto, cómo un país con tantos avances tecnológicos, capaz de detectar en un hoyo bajo tierra en Irak donde se escondía Sadam Hussein, o ubicar la blindada casa donde se refugiaba Osama bin Laden, no puede detener los contenedores repletos de drogas que pasan por dominicana y otras naciones del área y llegan hasta ellos.
Ni Danilo ni nadie niega que por aquí pase drogas, pero si aquí hay un puente, de verdad allá existe una amplia avenida por donde circula ese veneno que mata a miles de personas, pero que enriquece a miles más por otra vía. Ante este debate, como decía mi difunto abuelo Enrique Vargas, me quedo con los míos con razón o sin ella. Que el embajador y su gobierno controlen el consumo de droga en su país y aquí el Gobierno siga su lucha contra el tráfico, porque si no hay mercado, no habrá puente para pasar esa pesada carga, porque aquí no hay mercado para tanta droga.
Y sobre la corrupción, ya basta de generalizar y acusar. Es irresponsable siempre decir en medios de comunicación que “aquí todo el mundo sabe cuáles son los funcionarios corruptos”, sin presentar pruebas, nombres o acusación formal. Hay que frenar esa cantaleta irresponsable, que muchas veces viene de “líderes” que hace poco eran beneficiarios de los privilegios del poder con el mismo partido gobernante, pero hoy, en la acera del frente, ven corrupción por doquier. Incluya entre ellos a ex legisladores que hablan de reforma constitucional comprada, sin presentar pruebas de corrompidos o corruptores, y que estando en el Congreso nada dijeron en el momento.
 Y sobre el papel de los embajadores, hay que frenar su  injerencia y definir si son diplomáticos o negociantes.
Por Tomás Aquino Méndez ;-
tomas.mendez@listindiario.com

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