En los tiempos modernos como les hemos querido llamar, debido a la
creación y asimilación casi colectiva de la cultura de la simplificación
de todo lo que implique tiempo y esfuerzo, los hogares han relegado la
tarea de la educación de sus hijos a los gobiernos (educación pública), a
las empresas dedicadas a la labor docente (colegios privados) y en
muchos casos hasta a sus empleadas domésticas.
Esta
acción tiene como consecuencia que la educación de la niñez y
adolescentes adquiera la forma de los sistemas que lo moldean sin
encontrarse con un punto de revisión y de equilibrio en el hogar que
conduzca a afianzar las buenas enseñanzas y patrones de crianzas, así
como alertar sobre aquello que conduce a la construcción de una
sociedad más materialista, con menos valores éticos, morales y cívicos.
Según
la Real Academia de la Lengua Española la educación se define como
“crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes” y
luego como una definición de menor peso plantea que es la “instrucción
por medio de la acción docente” donde queda desvelado que desde la
génesis el hogar es el principal pilar de la educación.
En
estos momentos a sabiendas de que ya estamos viviendo en sociedades
donde las normas de convivencia se han visto afectadas por los
antivalores que van desde “Papeleta mató a Menudo” pasando por “El que
esta frío con Dios le da patadas a los santos” y llegando a que “Para
que la cruz llegue a mi casa, que llegue a la ajena” necesitamos con
urgencia que los hogares vuelvan a ser funcionales para que la educación
tome su lugar.
Siempre que los ejemplos negativos del
entorno, incluyendo los medios de comunicación de masas y los ejemplos
de primera mano, logren ser más fuertes que los valores positivos que en
el hogar hayan sido afianzados en la niñez y adolescencia, tendremos
menos oportunidades de construir una sociedad que avance a un mejor
escenario.
La educación es tarea del hogar, la enseñanza o
instrucción es tarea de la escuela, solo juntos se tiene la oportunidad
de levantar una generación éticamente correcta, con sentido patriótico,
respeto a las normas y leyes, pasión por crecer, sentido de pertenencia
y amor por la vida.
Por Fausto Estevez ;-
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