El asesinato de Mateo Aquino Febrillet levanta olas
de estupor. Resulta que el presunto matador, Blas Peralta, lo asesinó
con una pistola que porta en su condición de asimilado de la Policía
Nacional. Esto confiere legalidad al arma porque el empresario del
transporte es cuando menos confidente o auxiliar especial del cuerpo del
orden.
En estos días se sabrá desde cuándo Blas Peralta es asimilado policial. Quizá no trasciendan los méritos de los servicios prestados, pero la revelación mostraría cierta impunidad en sus escándalos públicos. Habrá un juicio público y otro privado. Uno en los tribunales y otro en las mentes de los ciudadanos.
La Policía explicará la razón por la que un empresario del transporte con una hoja de servicios llena de conflictos servicios, recibe un arma de fuego. Es posible que esas labores requerían dotarlo de una pistola.
Hasta el momento la fiscalía del Distrito Nacional asegura tener muchas pruebas. Se mencionan conversaciones que involucran a un ex coronel también que en el pasado fue acusado de acciones ilegales. Se ha realizado al parecer, un peritaje rápido y amplio, donde se recogen en grabaciones tratativas de manipular las pruebas del homicidio. Blas Peralta es un personaje que tiene muchos frentes. La animadversión más fuerte es que ha constituido un monopolio del transporte de carga en perjuicio del empresariado. También hay desafección entre los integrantes de Fenatrado que le temen y también critican su perpetuación en la dirección de la organización.
Peralta se miró en el espejo de Juan Hubieres y ya se veía congresista. Un peldaño más en su escala al poder. Se peleaba por el control de las candidaturas con otros aspirantes de su mismo Partido Revolucionario Moderno y actuó como si fueran choferes en disputa de rutas o volúmenes de carga. Blas Peralta, no obstante el cúmulo de pruebas que se mencionan, es inocente de los cargos que le imputan. Así será hasta que haya un juicio definitivo. Este dirigente es un hombre diligente y puede resultar que en el camino otro resulte culpable. No importa que el viernes estuviera en la luna.
Esta campaña electoral ya ha dejado varios muertos. Parece que Aquino Febrillet no era la piedra de escollo pero resultó la víctima. Tal ocurrió con Juan de los Santos, otro blanco de las pasiones. Dos candidatos muertos.
Los partidos van por mal camino.
Por Alfredo Freites ;-
En estos días se sabrá desde cuándo Blas Peralta es asimilado policial. Quizá no trasciendan los méritos de los servicios prestados, pero la revelación mostraría cierta impunidad en sus escándalos públicos. Habrá un juicio público y otro privado. Uno en los tribunales y otro en las mentes de los ciudadanos.
La Policía explicará la razón por la que un empresario del transporte con una hoja de servicios llena de conflictos servicios, recibe un arma de fuego. Es posible que esas labores requerían dotarlo de una pistola.
Hasta el momento la fiscalía del Distrito Nacional asegura tener muchas pruebas. Se mencionan conversaciones que involucran a un ex coronel también que en el pasado fue acusado de acciones ilegales. Se ha realizado al parecer, un peritaje rápido y amplio, donde se recogen en grabaciones tratativas de manipular las pruebas del homicidio. Blas Peralta es un personaje que tiene muchos frentes. La animadversión más fuerte es que ha constituido un monopolio del transporte de carga en perjuicio del empresariado. También hay desafección entre los integrantes de Fenatrado que le temen y también critican su perpetuación en la dirección de la organización.
Peralta se miró en el espejo de Juan Hubieres y ya se veía congresista. Un peldaño más en su escala al poder. Se peleaba por el control de las candidaturas con otros aspirantes de su mismo Partido Revolucionario Moderno y actuó como si fueran choferes en disputa de rutas o volúmenes de carga. Blas Peralta, no obstante el cúmulo de pruebas que se mencionan, es inocente de los cargos que le imputan. Así será hasta que haya un juicio definitivo. Este dirigente es un hombre diligente y puede resultar que en el camino otro resulte culpable. No importa que el viernes estuviera en la luna.
Esta campaña electoral ya ha dejado varios muertos. Parece que Aquino Febrillet no era la piedra de escollo pero resultó la víctima. Tal ocurrió con Juan de los Santos, otro blanco de las pasiones. Dos candidatos muertos.
Los partidos van por mal camino.
Por Alfredo Freites ;-
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