Los líderes, sean políticos, religiosos o
comunitarios levantan muchas pasiones. Los líderes tienen muchos
seguidores, también muchos adversarios. Entiendo eso y por lo mismo
admito que el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez es un líder
religioso. El debe entender que no todo el mundo estará siempre de
acuerdo con sus pronunciamientos. Alguien le buscará el lado crítico a
sus posiciones y arremeterá en su contra. Cientos, miles quizá, en
cambio estaremos de su lado. Claro, como humano también se equivoca y
dice una que otra expresión incorrecta.
En sus recientes declaraciones sobre la postura asumida por el embajador estadounidense está el más reciente ejemplo.
El Cardenal cuestiona que James Brewster meta sus narices en el ministerio público, en la Junta Central, en Migración y en otros estamentos del Estado, sin que nadie le cuestiona. No cree correcto el religioso que el representante diplomático se ponga por encima de las leyes y pretenda imponer reglas migratorias.
En varias ocasiones ha reclamado el Cardenal que la justicia actúe con dureza contra los delincuentes y los corruptos. Lo ha hecho posiblemente en tonos más enérgicos que como lo hizo el diplomático. Pero, como dicen en mi región Sur, “con los míos con razón o sin ella”. Nadie de afuera puede querer imponer reglas entre nosotros, aunque los de aquí nos peleemos por ellas y tratemos de establecerlas.
Los criticos del Cardenal se han limitado a criticar solo un aspecto de sus declaraciones y lo han hecho manipulando y distorsionando sus palabras. Han ignorado su rechazo al injerencismo del representante estadounidense, que es lo que para mí y miles de dominicanos tiene realmente valor.
La referencia a que Brewster se vaya a cuidar “la casa y a su esposo”, es un daño colateral, como dirían los analistas de guerra. El tiro certero y directo fue hacia la injerencia, demostrada con las últimas declaraciones del presidente de la JCE, quien asegura que este pretende asumir un rol político.
Eso se evidencia en los encuentros sostenidos con el liderazgo de distintas parcelas políticas. Aquí todo se sabe, más cuando se trata de políticos que creen que reunirse con representantes de EEUU, es un pasaporte a la presidencia y por eso lo propagan todo. Olvidan que esa etapa... quedó atrás.
El Cardenal merece todo el apoyo por sus declaraciones, aunque no les guste a los grupos que reciben fondos de organismos internacionales.
En sus recientes declaraciones sobre la postura asumida por el embajador estadounidense está el más reciente ejemplo.
El Cardenal cuestiona que James Brewster meta sus narices en el ministerio público, en la Junta Central, en Migración y en otros estamentos del Estado, sin que nadie le cuestiona. No cree correcto el religioso que el representante diplomático se ponga por encima de las leyes y pretenda imponer reglas migratorias.
En varias ocasiones ha reclamado el Cardenal que la justicia actúe con dureza contra los delincuentes y los corruptos. Lo ha hecho posiblemente en tonos más enérgicos que como lo hizo el diplomático. Pero, como dicen en mi región Sur, “con los míos con razón o sin ella”. Nadie de afuera puede querer imponer reglas entre nosotros, aunque los de aquí nos peleemos por ellas y tratemos de establecerlas.
Los criticos del Cardenal se han limitado a criticar solo un aspecto de sus declaraciones y lo han hecho manipulando y distorsionando sus palabras. Han ignorado su rechazo al injerencismo del representante estadounidense, que es lo que para mí y miles de dominicanos tiene realmente valor.
La referencia a que Brewster se vaya a cuidar “la casa y a su esposo”, es un daño colateral, como dirían los analistas de guerra. El tiro certero y directo fue hacia la injerencia, demostrada con las últimas declaraciones del presidente de la JCE, quien asegura que este pretende asumir un rol político.
Eso se evidencia en los encuentros sostenidos con el liderazgo de distintas parcelas políticas. Aquí todo se sabe, más cuando se trata de políticos que creen que reunirse con representantes de EEUU, es un pasaporte a la presidencia y por eso lo propagan todo. Olvidan que esa etapa... quedó atrás.
El Cardenal merece todo el apoyo por sus declaraciones, aunque no les guste a los grupos que reciben fondos de organismos internacionales.
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