La extrema prudencia del Gobierno con respecto a las insolencias de los haitianos llega a su punto. La administración de Danilo Medina cierra cinco consulados como medida precautoria o de advertencia. También es una respuesta indirecta a los miembros del Caricom que les sirve de bocina. Esta iniciativa gubernamental es sólo el principio. Algo advertía el periodista y diplomático Guarionex Rosa en un extenso trabajo que publicó en días pasados.
El tema haitiano está desbordando la copa.
Puedo estar equivocado, pero digo y reafirmo que el gobierno de Haití usa a nuestro país como factor de desvío de sus problemas internos.
Así es desde la prohibición del ingreso de los pollos; para Martelli y su círculo el tema dominicano les permite ejercer el “chovinismo” y quitarle presión a la olla sobre la que están montados. También para los que dirigen el Caricom la causa haitiana es un pretexto contra Dominicana. Algunos de los países integrantes de ese organismo tienen políticas más duras contra los haitianos pero no se habla del tema.
Bloquean el ingreso por temor a que seamos la cabeza del mismo por ser una economía más grande. Hace más de tres décadas asistí a reuniones donde se debatía la posibilidad de ingresar al Caricom y con un pretexto u otro nos mantenía en el aire, nos tratan con igual displicencia. Incluso con tintes de racismo de parte de ellos. Caricom es otro teatro. Nada hace o hizo en favor de Haití el Caricom. Su ayuda y apoyo es palabrería de salón. Esta postura de querer imponerle una política migratoria a un país independiente es una tirada. Saben que es inaceptable. Haití es la añagaza para presentarnos como discriminadores.
El gobierno por fin actúa. El cierre de los consulados es un mensaje de que basta ya de maltratos. Estas legaciones son el territorio dominicano. Hay un fuero y su protección corresponde a los haitianos. Ya terminó la blandenguería. Esta señal debe ser ampliada.
En ocasión del último asalto al consulado en Puerto Príncipe el gobierno de ese país hizo un gesto de disimulo pidiendo disculpa a los dominicanos cuando al mismo tiempo felicitaba por patriotas a los que atacaban la legación y además de incendiar la bandera dominicana en su lugar enhestaron la haitiana.
Los haitianos carecen de palabra. El gobierno de Medina debe ser cauto con lo que acepta.
Por Alfredo Freites ;-
alfredofreitesc@gmail.com
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