Es evidente que Hipólito tiene una fijación
enfermiza contra Leonel, un caso de estudio que podría perfectamente
diagnosticarse en el diván del psiquiatra o en la amena tertulia
sabatina de César Mella.
Uno no puede hallarle explicación a
semejante actitud de odio y rechazo sin ninguna causa entendible, a no
ser las derrotas que ha sufrido en las urnas, que en cualquier mente
sana no debería pasar del debate y las diferencias políticas, que jamás
personales.
Lo que el señor Mejía dice de Fernández lo dice muy en
serio, intenta siempre denostarlo, reducirlo, chiquitearlo… Ni siquiera
es capaz de percatarse de que esa actitud no hace más que reducirlo a
él, a Mejía, y descalificarlo para el debate político civilizado.
Leonel
Fernández, por lo visto, lleva muchos años quitándole el sueño a
Hipólito Mejía, a juzgar por la insistencia de sus ataques
desconsiderados incluso en los escenarios más inadecuados… … Lo hace en
público, en privado, en grupos familiares, entre sus amigos, entre
partidarios, entre adversarios, en la televisión, en la radio, en sus
clásicas tertulias rurales.
No desaprovecha una sola oportunidad para arremeter contra Leonel sin ninguna razón lógica, entendible, aceptable.
Su
última comparecencia televisiva constituyó una muestra de sus desvaríos
y fijación personal contra Fernández, a quien ni siquiera se cuida de
tratar como expresidente de la República, condición que tanto reclama
para sí mismo cuando otros intentan descalificarlo como líder político.
Otra vez… ¡Como Canuto!
En unos meses se cumplirán 20 años de esta fijación de Hipólito Mejía contra Leonel Fernández, que empezó cuando se fraguaba el Frente Patriótico que llevó al poder al PLD en su primera alianza con el PRSC, a principios de 1996.
En unos meses se cumplirán 20 años de esta fijación de Hipólito Mejía contra Leonel Fernández, que empezó cuando se fraguaba el Frente Patriótico que llevó al poder al PLD en su primera alianza con el PRSC, a principios de 1996.
Dos años antes, Leonel había sido candidato a
la Vicepresidencia acompañando al profesor Bosch en la boleta
peledeísta, y Mejía aspiraba a lo mismo por el PRD junto a Peña Gómez,
pero Peña Gómez negoció esa posición con Fernando Álvarez Bogaert, que
salió del reformismo.
Remontados los odios a esa época --que se
multiplicaron a partir del 2000 cuando Mejía llegó al poder--, la
fijación contra el líder peledeísta se traslada a los últimos 20 años,
de los cuales el líder peledeísta ha sido Presidente de la República en
12 de ellos, mientras el autor de la inquina lo ha sido sólo en cuatro…
¡Y tuvo que salir del poder con la sábana por un canto! Lo que nadie
alcanza a entender es por qué tanto odio si Leonel nunca lo ha
perseguido, no lo ha insultado, no lo ha ofendido, no le ha contrariado
sus constantes desatinos… Y ni siquiera lo menciona.
Como si no existiera… Para
Leonel, Hipólito ni siquiera existe. Jamás se ha referido a él ni a
favor ni en contra… Y es probable que esa sea la causa que motiva tanto
odio. Los insultos de Hipólito a Leonel son constantes y de toda
naturaleza, sin excluir las sugerencias maliciosas que se hacen pasibles
de graves violaciones al Código Penal que trata de proteger la buena
fama y la moral de los ciudadanos.
En su última entrevista se fue
de la boca --como es usual que ocurra en sus improvisaciones
televisivas--, y atribuyó a Leonel todas las perversidades imaginables…
Con quien no se equivocó fue con Danilo… porque Danilo tiene el poder. Y
como dice la gente simple: ¡puerco no se rasca en javilla!
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