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jueves, noviembre 20, 2014

Aspirantes del PRD y el PRM sueñan todavía con alianza

VICEVERSA.- Ese permanente viceversa es lo que tiene a los partidos con problemas, y lo peor, sin solución a la vista. Ninguno de los grupos políticos está libre del pecado de la confrontación interna y de la posible división. Aunque no hay dudas de que al final de la jornada, el que sea capaz de un mínimo de reglamentación, se impondrá sobre los demás. Mucho a mucho, o poco a poco, pero también mucho a poco, como la situación que se vive actualmente, aunque los signos sean diferentes. Por ejemplo, se pensaba que el PRD de Miguel Vargas era la dictadura perfecta.
Y sin embargo, no. El diputado Ruddy González anda de necio con una propuesta y parece que Vargas no sabe cómo pararle el coche. Anda de la mano con un colega y excompañero proponiendo una alianza abajo, entre los aspirantes a puestos electivos del partido blanco, que es el suyo, y del partido del dedito, al que pertenece su contertulio. Digo que es una necedad, pues aun cuando cuenta con el apoyo de los interesados, la idea fue rechazada por Vargas y también por Hipólito Mejía...
EL PROBLEMA.-  La propuesta es inexplicable, como todo lo que se gesta en cabeza de perredeístas. ¿Cómo pueden los diputados del PRD y del PRM, que se sientan separados en el hemiciclo y opinan distinto en todo lo que se suscita en la cámara, juntarse a contrapelo de la división ya formalizada? Eso no lo entiende nadie que no sean los firmantes del documento. A menos que el rencor sea simulado, y como obra de teatro, el cambio de  papeles afecte el ánimo en  los personajes. Que no sea lo mismo diputado que candidato. Pues de eso se trata. Vienen a darse cuenta casi al final del camino lo que era previsible desde el inicio: Con el voto separado de los  perredeístas no llegarán aparte. No había razón ni necesidad de que los legisladores del partido blanco se involucraran de manera tan militante en las luchas entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas, pues cada proceso tiene su ámbito y lo correcto es no salirse del contexto. Ellos pudieron quedarse al margen, y decidir sus propias cabezas en lo que se resolvía el impasse. En Estados Unidos, por ejemplo, hay un líder de mayoría y un líder de minoría...
¿POR QUÉ?.-  Ahora bien, este intento, al parecer fallido, tiene sus implicaciones. ¿Por qué querría un aspirante a diputado seguidor de Hipólito Mejía o de Luis Abinader, o miembro del PRM, figurar en la boleta del PRD? De entrada hay que decir que no es lo mismo votar por la casilla uno que por la veinte y cuatro, que es el número que corresponde a la Alianza Social Dominicana y que sería la del PRM. En esa sábana que será entregada al sufragante, el veinte y cuatro y el fin del mundo es lo mismo. Pero algo más. El jacho prendido de la casilla uno del PRD y el dedito de la veinte y cuatro del PRM, no producirán igual emoción. Ese será un momento crucial, de clara definición, y no hay que dudar de que en la caseta, solo con su conciencia, muchos perremeístas lo pensarán dos  veces, y que incluso habrá que no podrán marcar una casilla que todavía les resultará ajena. El fervor y la adhesión pueden ser circunstanciales, pero la militancia ñen algunas personasñ es como el registro civil. De un solo carnet, con todo y huellas digitales...
QUÉ HACER.-  Ese no poder quemar las naves es lo que explica que el nuevo grupo político no haya podido volar con alas propias, pues cuando no es la costumbre, la tradición, o el sentimiento, es el interés. Los perredeístas son decididos, pero no aventureros. La boleta del PRD, la casilla número uno, podría ser el arma secreta de Miguel Vargas en la batalla final de las elecciones, cuando no estará en juego su liderazgo, sino la real sobrevivencia del partido. No le conviene, pues, apañar una fórmula necia, inoportuna, y sobre todo riesgosa. Los aspirantes del PRD o del PRM que se pongan a soñar con  la totalidad de los votos perredeístas, creyendo en la posibilidad o viabilidad de la propuesta, podrían tener un mal despertar. Perderían tiempo y cuando vinieran a ver sería tarde para ablandar habichuelas. Lo correcto es que cada cual, diputado  de uno u otro bando, se dedique a su campaña, y trate de acercar la mayor cantidad de sardinas a su fuego. Pues si ahora descubren lo  difícil de caminar con esos lodos, deben recordar que fueron ocasionados por sus propias lluvias...

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