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| Hipólito Mejía |
El vocero de Luis Abinader dice que si prima “la responsabilidad
política y el buen juicio” el Partido Revolucionario Moderno podrá
escoger sin crisis a su candidato presidencial antes de navidad. En
plantilla de medias Roberto Fulcar camina sobre la sospecha de que
Hipólito Mejía tiene su propia agenda.
Fulcar habla como
adolescente político. O se quiere engañar a sí mismo hablándose ante un
espejo. Qué es eso de responsabilidad política y buen juicio. Quizá
refiérase al acuerdo en el PRM de escoger candidato por medio de
encuestas. La responsabilidad sería cumplir el acuerdo y el buen juicio
evitar fracturas orgánicas si se incumplen las palabras.
Al
veterano Fulcar en su papel de inocente hay que recordarle que Hipólito
cumple la palabra que quiere y cuando la quiere. Ha sido éste su estilo.
Su vida está llena de promesas para sí mismo. Ningún alto dirigente de
los que están a su lado puede alegar engaño, a todos les ha mentido y
prometido el cielo, porque él es así y la nariz no le crece.
Cómo
Fulcar, que es el mismo Abinader, puede creer que Hipólito, por más que
lo prometa a la sociedad civil, pondrá su candidatura en la balanza de
una encuesta. Está muy viejo para meter el dedo en esa cotorrita. Si hay
un dirigente político hábil y con dominio del tiempo político, ese es
Mejía. Es impensable que se juegue en la ruleta su anhelo político.
Hipólito
Mejía decidió ser candidato presidencial. ¿Se puede entender eso? Lo
único que le falta es la formalidad y Abinader le acercó el escenario
cuando le donó un partido. La organización que le servirá de plataforma
es el PRM y los dirigentes son suyos. Esos cuadros que ni siquiera bien
organizados están, montarán cualquier barullo para proclamarlo.
Hasta
los ciegos eso lo ven. Hipólito no será segundo de nadie. ¿Cómo un
aprendiz, porque así ven a Luis Abinader los jurásicos que están en el
PRM, puede creer que le ganará la candidatura?
Los que siguen a
Abinader deben ganar tiempo y evitar traumatismos. Pacten con Mejía
temprano, salgan de ese tramo y asfalten el futuro. Si quieren amargarle
la vida imponiéndole una forma de selección, corren el riesgo que se
tire del vehículo en marcha.
Para nada les conviene pelearse con el verdadero líder del partido. Hipólito es el mesías
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