Esta enfermedad es asunto demasiado serio como para andar manejándola
con demagogias, bultos mediáticos, ruedas y notas de prensa. Hará unos
tres meses, cuando comenzó el pánico, el entonces ministro de Salud
Pública hizo una alharaca reuniendo al COE, Defensa Civil y organismos
conexos, más, desde luego, a la prensa, para anunciar “la implementación
inmediata de medidas preventivas”, a todas luces irrisorias e
insuficientes.
Tiempo después presentaron a la prensa algunos
trajes, supuestamente de los adecuados para entrar en contacto con los
enfermos del ébola. No pasan de trajes para fumigación, con botas
amarradas con masking tape. Incluso se veía en el vídeo cuando las
amarraban. Más recientemente, la Dirección de Migración y la flamante
Ministra de Salud han dispuesto la “aplicación automática de los
protocolos de control sanitario por el asunto del ébola”. ¿En qué
consiste ese protocolo? En interrogar a los “pasajeros sospechosos” de
enfermedad sobre los lugares donde han visitado, a ver si incluye uno de
los países donde la epidemia está acabando. Eso no es solución. Porque
depender de la respuesta de una persona, no da garantías de que no esté
mintiendo para salir del paso. Hace mucho que en Japón y otros países
colocaron cámaras térmicas a la entrada de pasajeros en los aeropuertos.
Cámaras que indican la temperatura que porta cada quien y, si es
más de 37 grados, se le aísla y examina minuciosamente para determinar
su enfermedad. Ese es el recurso preventivo más efectivo del momento y
aquí no lo tenemos. Y como no lo tenemos, dejémonos de estar jugando con
el ébola, cual bola, inventando protocolos que solo sirven para bultos
de prensa y más nada, como también lo acaban de inventar en Haití donde
tampoco tienen nada más que el anuncio de las autoridades.
Por
demás, ningún protocolo funcionará en nuestra abierta frontera. Así que
¡Dios nos libre de que aquí se meta ni siquiera un gato con ébola,
porque con estos “protocolos de prensa”, no nos salvará nadie!
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