LA IDEA.- En la comisión que indagó sobre las muertes de niños en el
hospital Reid Cabral se incluyó al jefe de la Policía Nacional y al
director del DNI, sin que entonces se dieran razones. Por lo menos
públicamente. Los médicos del recinto se quejaron de que entre los
comisionados no hubiera un patólogo, pero las máximas autoridades
quisieron que esos dos organismos --de inteligencia y de seguridad–
participaran en la averiguación. No se volvió a hablar del asunto, como
tampoco del centro de salud en sentido general. Ahora se denuncia un
sabotaje a las líneas de alta tensión y cuyo fin sería un apagón
general, sin que se aporten mayores detalles de la investigación que
llevó a ese resultado. La idea del sabotaje, sin embargo, obliga a
volver sobre las muertes de los niños del Reid Cabral, pues lo que
entonces fuera paranoia, ahora se da como un hecho comprobado.
Esto es,
que cuando se dio la voz de alarma, la primera hipótesis que se manejó
en la intimidad fue la posibilidad de que manos criminales actuaran en
el caso. Incluso teniendo como objetivo, ya no la unidad de salud, ni el
ministerio, sino al gobierno en su totalidad…
INTRIGA.-
La idea del sabotaje cobra mayor interés o provoca una intriga más
grande cuando al mismo tiempo se produce el asalto a la cárcel de
Najayo, el incendio de varios vagones del Metro y el ataque a las líneas
eléctricas de alta tensión. ¿Por qué se pensó --cuando las muertes de
los niños del Reid Cabral-- en la posibilidad de que manos criminales
pudieran haber actuado en el caso, lo que se comprobó que no, pues el
informe de la comisión no lo refiere, y ahora se producen situaciones en
que más que sospechas, se establecen realidades? Lo peor es que las
realidades se mueven en nebulosas, y las autoridades manejan códigos que
solo ellas entienden, y que en apariencia desbordan sus capacidades. Se
muestran más a la defensiva que a la ofensiva, a pesar de la gravedad
de los hechos. ¿Quiénes perpetraron el asalto a Najayo?, ¿qué
organización podría estar detrás del único detenido por lo del Metro y
cuál sector estaría interesado en un colapso eléctrico? Son muchas las
preguntas, y por lo que se ve hasta ahora, pocas las respuestas. Por
ejemplo, y a manera de inquietud: ¿cuál se investiga primero?...
LOS NIÑOS.- Estos hechos, vistos uno a uno o distante en el tiempo y
en el espacio, podrían presumirse meramente criminales. Pero no. Hay
elementos para suponerles una naturaleza más peligrosa. Por ejemplo,
terrorista, o política, sin que una circunstancia ande lejos de la otra.
Se pensó que era demasiado inhumano atentar contra la vida de niños y
que nadie se iba a atrever a desconectar los aparatos de oxígeno. Sin
embargo, vale recordar la bomba que fuera lanzada años atrás en el
Instituto Dominico Americano y que ocasionó la muerte de una niña. La
indolencia es tanta en las guerras de estos tiempos que no se distingue
entre las víctimas, y son niños, sin rubor se les califica de “daños
colaterales”. El asalto a Najayo, el incendio del Metro y el sabotaje a
las líneas de alta tensión, tienen una lógica tan demoniaca que no puede
llevar a equívocos. Todavía no se conoce las intenciones, pero no hay
que afanarse mucho, pues hablan por sí solas…
DERIVACIONES.-
Najayo es un símbolo, el Metro también, y los funcionarios del área
eléctrica se llenan la boca diciendo que el problema será resuelto
dentro de poco. La excusa de la fuga la anulan los mismos carceleros
cuando se defienden con que nadie se escapó. Además, parece un chiste
que el comando que disparó hacia adentro fuera a recoger potenciales
cómplices, como una guagua que va de gira a la playa. El Metro de Santo
Domingo dio mucha agua de beber en el pasado, y ahora más que agua.
Nadie puede pensar en que el joven que confesó o se acusa estuviera
sentado en su casa y una revelación lo instó a llevar a cabo la acción.
Los negocios del sector eléctrico son tan transparentes y limpios que
nadie puede alegar tizne. Aunque parece que la planta a carbón
solivianta el ánimo de quienes están a favor y en contra. Es decir, que
en las ocurrencias recientes hay muchas cosas que se ven y otras --igual
de muchas-- que no. De manera que las crispaciones sobran y todas las
locuras son posibles…
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