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miércoles, marzo 26, 2014

El 'VIH azul', un fenómeno poco conocido

En el 2012 se manifestó en Colombia con más de 350 casos.
¿Qué tan convencional es un programa sobre salud sexual dirigido a las personas mayores de 60 años? ¿Es necesario? La Alcaldía de Bogotá y el Ministerio de Salud difieren, pero tanto la capital como el país coinciden en el aumento del número de personas de la tercera edad que viven con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) o padecen el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida  (SIDA).
Este fenómeno lo han denominado socialmente 'VIH azul'. Se llama azul en referencia al color del reconocido fármaco que trata la disfunción eréctil, llamado Sildenafilo pero comercialmente más conocido como Viagra.
El Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila) reporta los casos de VIH, SIDA y muertes por esta causa en el país. En el 2003 hubo 3.301 casos. El 0,76 por ciento (25 casos) correspondió a pacientes con 60 años o más. Nueve años más tarde se registró que 352 personas de la tercera edad vivían con el virus o el síndrome, o habían fallecido. Ese grupo representó el 4,29 por ciento de los 8.196 casos registrados en el 2012.
Ricardo Luque, asesor en la Dirección de promoción y prevención del Ministerio de Salud, asegura que el 'VIH azul' es una "tendencia creciente" y un "fenómeno mundial". Aclara que aunque el número de casos atribuido a la tercera edad "no es muy grande", no deja de llamar la atención que la cifra de personas comenzara a ascender con la venta del popular medicamento.
"La mayoría de los casos de infección está en las personas que tienen entre 15 y 49 años, cuando la actividad sexual es más alta. Con el Viagra las personas mayores vuelven a sentirse jóvenes y renuevan su actividad sexual. Lo lógico es suponer que se exponen al virus", explica.
Manuel González, profesional de la Secretaría de Salud de Bogotá especializado en el VIH, advierte que el riesgo para los adultos mayores es mayor cuando se tiene en cuenta que pueden retomar su vida sexual con parejas ocasionales o personas en ejercicio de la prostitución.
Los casos de la capital
En el 2009 el Sivigila reportó que en Bogotá habitaban 13 personas con 65 años o más que tenían VIH o SIDA. Ese grupo representa el 0,9 por ciento del total de los casos. En el 2013 ese porcentaje aumentó a 1,8 por ciento (29 casos).
La tendencia del 'VIH azul' también se manifiesta en la curva de mortalidad por SIDA en Bogotá, registrada en el 2013. Así lo indica González, quien detalla que en ese año el síndrome arrebató la vida a 38 personas mayores de 65 años. Es decir, 20 casos más de los registrados en el 2009. No obstante, el funcionario explica que en ese grupo se contemplan los pacientes que desde los años noventa se sometieron a tratamientos que ampliaron su esperanza de vida.
La solución divide al Distrito y a Minsalud
Cómo responder ante la aparición de los nuevos casos de VIH en la población de la tercera edad es el interrogante que divide a la Alcaldía de Bogotá y al Ministerio de Salud.
Tras confirmar que "no hay un programa" sobre VIH que atienda a ese grupo, Luque dice que "no sería muy efectivo realizar una campaña de prevención donde casi no hay casos". Y agrega: "No se justifica hacer una inversión fuerte de recursos (…) Focalizamos más los esfuerzos hacia la población joven, en la que la epidemia está más concentrada".
Un mensaje que recuerda el uso del preservativo y el cual es transmitido en los medios de comunicación es la única estrategia de la cartera de Salud dirigida especialmente a los ancianos.
Para Jorge Pacheco, director de la Liga Colombiana de Lucha contra el SIDA, el aumento en el número de casos está relacionado con la ausencia de programas sobre salud sexual dirigidos a los adultos mayores. "Esas cifras son una alerta de que debemos dirigir programas de prevención y salud sexual a esa población", subraya.
Por su parte, González aclara que la Alcaldía de Bogotá no enfoca sus esfuerzos sobre la prevención del VIH en una sola población. "En el Distrito tenemos una política diferente a la nacional. Cualquier población que presente un cambio en la epidemia es importante. Lo que representa un adulto mayor, un padre viviendo con VIH, no solo tiene un impacto económico, también social".
El funcionario reitera que este tema es un reto para el sector de la salud. En su opinión, el primer obstáculo que debe combatirse es la falsa idea de que el VIH solo afecta a las poblaciones "libertinas y rebeldes". "Eso vende una falsa sensación de protección a los adultos mayores", añade.
El segundo desafío es la creación de proyectos educativos que satisfagan las necesidades de esas generaciones. "No nos podemos cruzar de brazos así sean solo 20 casos. Es un cambio que se tiene que hacer", alega González, quien ubica una tercera meta en el trabajo con las familias. "Es difícil que una persona imagine que su papá de 60 años o su abuelo son sexualmente activos".​
¿Un prejuicio cultural?
La cultura juega otro papel. En criterio de Pacheco, "la sociedad piensa que los adultos mayores no tienen vida sexual". Su opinión coincide con la de González, quien va más allá al advertir que las políticas públicas también "asumieron que tanto hombres como mujeres mayores no tienen una vida sexual activa".
Precisamente, el otro prejuicio surge en la población de la tercera edad. "Las personas mayores piensan que el SIDA es una enfermedad que afecta a los jóvenes. Piensan que ellos no deberían protegerse. Hay que recordarles que el virus no conoce de edades ni de condiciones sociales, simplemente ingresa a los organismos que encuentra desprotegidos", afirma Luque.
El funcionario de Minsalud también hace un llamado a los profesionales de la salud. "Al momento de un diagnóstico, los médicos -sobre todo los jóvenes- no tienden a pensar en la infección por VIH en una persona mayor, piensan en otras enfermedades", señala.
Al respecto, González expone un ejemplo: "Si llega un adulto mayor con neumonía lo último que piensa el médico es en VIH. Son falsos imaginarios (…) Se requiere un cambio en la mentalidad de los profesionales de la salud, para que piensen que todos los seres humanos somos vulnerables. La vida sexual de las personas inicia cuando nace y termina cuando muere".
El uso del preservativo en esa población merece otro esfuerzo por parte de las autoridades de la salud, opina González. "Si tenemos dificultad con el uso del preservativo en la población joven, de 12 a 40 años –bombardeados con el tema del condón-, ni qué decir de la población mayor de 60 años".
​Finalmente, González recuerda a la población colombiana que la prueba de VIH está contemplada en el Plan Obligatorio de Salud (POS) y el acceso a ésta es un derecho.
MARÍA DEL PILAR CAMARGO CRUZ
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM

@PilarCCruz
pilcam@eltiempo.com

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