Cine clubes, talleres en las clases de ética y canciones son algunas de las estrategias para hablar de sexualidad en el colegio Prado Veraniego de Bogotá. |
A pesar del descontento de algunos docentes, las directivas apoyan la iniciativa
En la institución Prado Veraniego, gracias a un grupo de orientadoras,
hablar de sexualidad y género dejó de ser un misterio. Ahora, el diálogo
de estos temas contribuye a que los estudiantes pierdan el miedo a
denunciar abusos.
Bogotá,Colombia;-Ana Mercedes Díaz, profesora y orientadora, ha dedicado gran parte de
su vida a promover el respeto por los derechos de las mujeres,
especialmente entre niños y jóvenes de colegios distritales en Bogotá.
Pero
esta tarea no ha sido fácil. Cuando se desempeñaba como orientadora de
una escuela pública, Ana Mercedes impulsó, junto con varias colegas,
programas de este tipo. Aunque día tras día observaban los avances, el
rechazo no se hizo esperar por parte de algunos docentes y padres de
familia. Finalmente, y ante la presión social, se vieron obligadas a
abandonar la institución.
Díaz no tardó en encontrar un lugar más
propicio para seguir con su cruzada. Hace tres años es orientadora en el
colegio Prado Veraniego, donde implementa —con el apoyo de sus colegas y
directivos— el proyecto Equidad. Cine clubes, talleres en las clases de
ética y canciones son algunas de las estrategias para que los más
pequeños aprendan a hacer respetar su cuerpo. Carol, de 10 años,
confiesa que su película favorita del cine club fue Valiente, porque “a
la protagonista la querían casar obligada, pero no lo permitió”.
Si
bien la violencia no es un asunto exclusivo de las familias en donde
sólo hay padre o madre, Díaz asegura que en primaria muchos de los
alumnos son hijos de madres cabeza de hogar, mientras que en otros
predomina la agresión contra la mujer. Por eso, ella dice estar cada vez
más convencida de que “la educación sexual debe tener un enfoque de
género. Eso nos va a permitir pensar en esas normas que la sociedad ha
impuesto sobre mujeres y hombres”.
Algunos cuantos padres y
docentes aún se cuestionan el porqué de ese “tal enfoque de género” en
un colegio mixto, calificándolo como feminismo. Sin embargo, es mayor el
respaldo que la aversión entre la comunidad educativa y sus logros son
tangibles: la sexualidad dejó de ser un tabú, y eso ha llevado a que los
niños ya no teman contar casos de acoso y abuso sexual. Según Ana
Mercedes, con canciones como Sé cuidar mi cuerpo, algunas niñas se han
atrevido a manifestar que las han tocado. Esto representa una de las
estrategias para trabajar el enfoque de género, identificando cómo una
situación que afecta de manera particular a las niñas y de otra a los
niños .
Un hallazgo de la encuesta aplicada antes de implementar
el proyecto fue que los alumnos de bachillerato pedían más educación
sexual. Ahora todos los estudiantes, desde quinto hasta undécimo,
participan en los talleres que se dictan con el apoyo de un grupo de
practicantes de psicología de la Universidad Javeriana.
David
Caicedo, de grado once, asegura que al principio sintió escepticismo:
“Nos pareció raro empezar a hablar de eso porque toda la vida hemos
escuchado que tenemos que esperar hasta casarnos y que la mujer sólo
está para tener hijos. Nos fuimos dando cuenta de que esto no es tan
prohibido como nos lo han pintado”.
Estos talleres van más allá de
capacitaciones sobre métodos anticonceptivos. Uno de sus componentes
más fuertes es el de respeto a la diversidad sexual. El 14 de agosto se
llevó a cabo la Feria de la Sexualidad, en la que los alumnos rotaban
por diferentes módulos temáticos: métodos anticonceptivos, autoestima,
masculinidades y feminidades, así como orientación sexual.
En este
último fueron personas de la comunidad LGBTI quienes les hablaron del
respeto por la diferencia. “Una cosa es hablar de los homosexuales y
otra es hacerlo con ellos mismos. Uno se interna más en esa realidad tan
diversa”, asegura Juan Sebastián Silva.
María Isabel Aristizábal,
una de las practicantes de la Javeriana, manifiesta que este tema ha
chocado entre los profesores, a pesar de que los padres se han abierto
más: “Algunos alumnos manifestaban que sus madres habían quedado
embarazadas jóvenes, y ellos quieren transformar eso. Algo que pedían
era poder hablar con sus papás y se ha logrado”.
Ana Mercedes Díaz
y su equipo saben bien que el destino que espera a sus alumnos será en
unos años su mejor argumento a favor de esta estrategia.
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