LA VERDAD.- No hay dudas que de a poco
muchos caerán en zanjas creyéndolas trincheras de una guerra imposible
entre Haití y República Dominicana. Además, cuando se fuerza un
conflicto, la primera baja tiene que ser la verdad. Llamar un embajador a
consultas y retirarlo son dos acciones distintas, pero igualmente
legítimas. Si por la posibilidad de que un gobierno llame a consultas o
retire al embajador acreditado, un Estado va a someterse a los intereses
de otro, o el país dejará de tener Constitución o hacer leyes, e igual
sus tribunales de fallar de acuerdo a su legislación, la diplomacia no
existiera desde hace tiempo. Las autoridades dominicanas no tienen que
reaccionar a titular de periódicos, ni a rumores. Solo observar y
esperar.
La histeria no puede ser suya, sino de los afectados y sus
solidarios, que son una minoría, como puede comprobarse en las consultas
que se hacen a cada momento. Lincoln, que luchó contra la esclavitud,
lo tuvo claro: No se puede engañar a toda la gente todo el tiempo...
LOS INFORMES.-
El cuco es la ONU, pero solo en el caso de la migración haitiana,
puesto que muchas normativas o recomendaciones del organismo
internacional no son atendidas. Si se hubieran acogido como buenos y
válidos los informes del PNUD, el desarrollo social y económico del país
fuera ejemplar, todo un modelo a seguir por otras naciones. Sin
embargo, no. Fuera del debate ocasional que provoca, cada uno de estos
estudios va a parar a la gaveta más olvidada de la administración de que
se trate. Es más, los gobiernos ven a sus representantes como agentes
de la oposición, y hay que se pasan de la raya y se convierten en
procónsules. Era un polo permanente en la dilucidación de asuntos que
eran de competencia nacional. Con la Junta Central Electoral no se
llevaba ni se llevó nunca. Incluso, al momento de las despedidas, fue la
única institución que no le rindió homenaje. De tan lejos que llegó el
rencor o lo agrio del conflicto...
AMPARO.- El acorazado a
temer es la Corte Interamericana, que es un reducto de la lucha de los
haitianos ilegales y ante la cual, de seguro, se recurrirá. Bien, ya
hubo condena, por lo que no hay dudas de que funciona, y en los términos
que se quiere y espera. Aunque queda lo de Narciso González, Narcisazo,
un hecho que el Estado dominicano no tiene medios de resolver
satisfactoriamente. La demanda, el reclamo, se reiteran, pero las
autoridades dominicanas tienen las manos vacías. Si los procedimientos
no pudieron antes ¿por qué ahora? De manera que la hoja de débitos con
la Corte Interamericana seguirá con números rojos. Y no hay que llegar
al extremo de abandonar el órgano como hizo Venezuela, sino tener buenos
abogados que lleven juicios entretenidos o que sepan dar el corte
adecuado, pues allá todavía mueven expedientes que aquí fueron
solucionados, o por lo menos superados en su estado originario. Aunque
hay algo más interesante. La OEA en su conjunto no ampara, pero una
parte, la Comisión o la Corte, sí...
Orlando Gil |
LOS AHUIZOTES.- El
fallo del Tribunal Constitucional, por mucho que aleguen sectores
ahuizotes, es una causa de la diáspora haitiana que pierde espacio en su
propósito de imponerse como una autoridad delegada. Los haitianos se
desparraman por todas partes, y dentro de poco lo que hoy es problema
dominicano, será problema del continente. ¿Acaso no se les están
metiendo a los norteamericanos vía Puerto Rico? Llegará el momento en
que o grita Estados Unidos o el propio Puerto Rico. Incluso, cuando
sea, el país tendrá su parte de culpa, pues no importa el destino,
siempre viajan desde territorio dominicano. No hace mucho fueron
retornados a Dominicana un grupo de haitianos que había ido a parar a
Brasil. El caso fue raro, pero más por las implicaciones, pues lo
correcto hubiera sido devolverlo a Haití, país con el que Brasil tiene
relaciones y encabezado en ocasiones sus fuerzas de seguridad, o de
intervención. Esto es, que Haití no cuenta a la hora de dar la cara por
los haitianos. Sus problemas siempre son problemas dominicanos...
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