Misael Pérez Montero. |
País vasco-España;-Desde la llegada del cine a República
Dominicana, en el año 1900, nuestra industria cinematográfica no alcanzó el
desarrollo y el auge merecido y esperado debido a que jamás contó con una ley
autentica capaz de ampararle, tanto en el ámbito económico, como en lo legal,
mas el caso omiso prestado por anteriores organismos estatales llamados a incentivar
esta parte de nuestra cultura, a través del ministerio de Turismo y Cultura, le
habían condenado al fracaso y al olvido.
Sin duda que es en las dos
últimas décadas cuando esta arranca a un ritmo vertiginoso debido al apoyo dado
por el excelentísimo ex presidente, Dr. Leonel Fernández Reyna, con el proyecto
de Ley “Decreto nº. 370-11; que establece el Reglamento de Aplicación de la Ley
nº.108-10; para el fomento de la Actividad Cinematográfica en la República
Dominicana que promueve el cine y la industria cinematográfica dominicana” que
beneficia a este sector siendo este uno de los tantos logros en sus funciones
como presidente.
Nuestra primera producción
cinematográfica titulada “La leyenda de la virgen de la Altagracia”, trabajos
del fotógrafo Francisco Palau, Tuto Báez y Juan B. Alfonseca, contó con la misma
aceptación con que cuentan los últimos Film grabados en nuestro país, con la
clara salvedad de que estas ultimas gozan de la aplicación de la tecnología de
la que hoy usamos y disponemos. Por tanto a nuestros productores, actores y
actrices siempre les ha caracterizado una calidad de trabajo y un dominio
escénico incuestionable.
Los film cinematográficos realizados en nuestra
nación durante los treinta (30) años de la dictadura Trujillista no pueden considerarse
como material que engrándese nuestro cine debido a que estas producciones solo
sirvieron como complemento a la exaltación del régimen. Aunque habría que
reconocerle la incorporación del sonido. Entonces es a partir del año 1963,
cuando el dramaturgo Franklin Domínguez, reinicia los trabajos cinematográficos
con su largometraje “La Silla” con fines culturales, dando a conocer las atrocidades
del régimen.
Los trabajos de Max Pou y Eduardo
Palmer en los documentales “El Esfuerzo de un pueblo, Nuestra Historia”, año
1967, Viacrucis, basado en un cuento de Juan Bosch, Rumbo al poder, Un pasaje
de ida, las películas Nueva Yol, para Vivir o Morir, Cuatro Hombres y un Ataúd,
Perico Ripiao, Éxito por Intercambio, Negocio son Negocio, Andrea, La Cárcel la
Victoria, Los Locos también piensan, La maldición del padre Cardona, entre
otras, pueden considerarse como grandes aportes al desarrollo de nuestro cine.
Aunque
seria de justo resaltar
que el proyecto de ley, anteriormente mencionado, en estos momentos es
el factor numero uno que incentiva a que las próximas generaciones
vean el cine
como objeto de inversión y de estudio. Por ello vemos como nuestra
industria
cinematográfica (RD) se ha extendido por todo el territorio nacional,
incrustándose en los diferentes extractos sociales y extendiéndose fuera
de
nuestras fronteras.
De ahí la exitosa “II Muestra
de Cine Dominicano en Madrid” presentada la semana pasada y patrocinada por el
Ministerio de Turismo y Cultura, Embajada Dominicana en España y Casa América.
En la que se dieron cita prominencias del cine Dominicano como: Ellis Pérez,
Alfonso Rodríguez, Nashla Bogaert, Frank Peroso, entre otros.
Por tanto termino diciendo: “El
Cine dominicano es una propuesta decente, loable, y creíble para las próximas
generaciones de productores, actores y actrices Dominican@s”.
Misael Pérez Montero.
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