Sondeo,,,,
A sus 86 años, un tanto marginado de los eventos públicos y de la vida
pastoral, a monseñor Agripino Núñez Collado lo han vuelto a tirar a
ruedo en el peor momento, en una coyuntura político-electoral en la que
pudiera resultar el mayor perjudicado y quien pague por culpas ajenas.
Concertador por excelencia, se entiende que el influyente manejador de
grandes crisis de otros tiempos por gobiernos, oposición y otros grupos
sociales ya no está para esos trotes.
El dialogo, el consenso en procura
de mejorar diferencias o manejar tranques y crisis siempre son
oportunos y beneficiosos para las partes, y para la sociedad, siempre
que se desarrollen en un marco de sinceridad, responsabilidad y
respetando las normas institucionales del país.
La concertación y puesta
de acuerdo sobre asuntos elementales para garantizar que tengamos
elecciones limpias y se repete la voluntad del votante dicen desearlo
todos, nadie se ha negado.
Pero si el Consejo Económico y Social no es
la instancia legal para el manejo de crisis políticas - y que por demás
no salió a flote con los llamados pactos fiscal y eléctrico, ¿por qué
ahora recurrir a un órgano casi en desuso y con su coordinador
subutilizado?
La historia es que luego del expresidente Fernández
proponer un consenso en un breve discurso al país, pidió al presidente
del CONEP que coordinara con el gobierno- que es parte del problema-,
con los actores políticos, con el Episcopado Dominicano, la iglesia
evangélica y una figura prestante de la sociedad, entre otros, pero de
allá para acá el señor Brache respondió que las” alturas” habían
sugerido que las cosas se manejaran a través del órgano consultivo del
Ejecutivo. Ya se conoce el resto.
El gobierno central y el PLD
necesitaban bajar la presión de los jóvenes en la Plaza de la Banderas y
un poco el sonido de los calderos y ollas vacíos que crecía como
verdolaga, pero también a la JCE le venía bien un respiro. Y, con
exclusiones, invitaciones no aceptadas y el anuncio de diálogos
paralelos, se consigue un poco de distracción y de dispersión de la
oposición, que bien pudiera ser la apuesta principal en juego desde el
poder político (¿).
Aun logrando parte del objetivo, se habría errado en
el tiro. Sencillamente, porque además del tema de ley que ha sido
ignorado, el órgano, el coordinador y otros escogidos ahora - no solo
monseñor Agripino - han renovado el” ruido” sobre Punta Catalina. Como
el PRM aceptó participar, ojalá no haya caído en un gancho y afecte la
unidad que hace fuerte a la oposición con mas del 70% en las urnas.
Por Luis Encarnación Pimentel ;-
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