Houston, Texas (EE.UU.);- El estado sureño de Texas (EE.UU.) ejecutó este miércoles a Travis
Runnels, un hombre condenado a muerte por matar en 2003 a un trabajador
de la prisión en la que cumplía condena por otro delito.
Runnels,
de 46 años, fue declarado muerto a las 19.26 hora local (01.26 GMT del
jueves) tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville,
cercana a Houston, según el Departamento de Justicia Criminal de Texas.
Preguntado por el director de la cárcel sobre unas últimas palabras antes de morir, Runnels no dijo nada.
El
29 de enero de 2003, Runnels cumplía una condena de 70 años de cárcel
por un robo con violencia en Dallas (Texas) en 1995. Anteriormente ya
había estado en prisión por robos a domicilios.
Ese día Runnels le
cortó el cuello a Stanley Wiley, que era su supervisor en la fábrica de
botas en la que estaba asignado para trabajar en la cárcel Clements
Unit de Amarillo (Texas).
De acuerdo con documentos judiciales,
Runnels estaba descontento con su asignación de trabajo en la fábrica y
quería que le transfirieran a la barbería de la cárcel, tal y como había
pedido.
Durante el juicio, sus abogados defendieron que Runnels cometió el crimen en un momento de desesperación.
El
reo se declaró culpable del asesinato de Wiley, por lo que el jurado
tan solo tuvo que debatirse entre condenarle a muerte o a cadena
perpetua.
La acusación, que pedía la condena a muerte, se sustentó
en parte en el testimonio de un cuestionado investigador -A.P.
Merillat- que engañó al jurado sobre las condiciones de encarcelamiento
de presos con cadena perpetua, que dijo eran poco estrictas.
El
testigo engañoso de Merillat en otros dos juicios que también terminaron
en condena a muerte llevaron más tarde a que la Justicia anulase esas
sentencias y ordenase la repetición del proceso.
Los abogados de
Runnels confiaban en esos precedentes para que la Justicia también
anulase la condena a muerte de su cliente, pero esta vez tanto los
tribunales texanos como el Supremo estadounidense autorizaron la
ejecución.
La de Runnels fue la novena ejecución ocurrida este año
en Texas y la número 22 en Estados Unidos. Al no haber otras
programadas en las próximas semanas, 2019 concluirá como uno de los años
con menos ejecuciones en Estados Unidos desde que en 1999 alcanzase el
pico de 98.
Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de
muerte cuatro décadas atrás, en Estados Unidos han sido ejecutadas 1.512
personas, 567 de ellas en Texas, más que en ningún otro estado.
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