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domingo, noviembre 18, 2018

¿Ni un arañazo?

En ocasiones, los golpes morales, las heridas internas, las ofensas de palabra, son más lacerantes y dolorosas que las que se ven a simple vista.  Eso debe saberlo el ministro de las Fuerzas Armadas.  El dolor de Pedro Ureña y sus compañeros, como dominicanos detenidos por ciudadanos haitianos, de este lado de la frontera, es mucho más profundo que cualquier ARAÑAZO que hubiesen podido recibir.  Tener que hacerse pasar por extranjeros, para que no los maltrataran, o quizás los lincharan, es un golpe que baja la moral y lastima el amor patrio de cualquier ciudadano.
Con el mayor respeto general, creo que sus declaraciones fueron  desafortunadas.
Es cierto que los soldados están para resguardar la frontera. Pero también para proteger a los dominicanos que hacen vida en esa zona y a los que, como el grupo encabezado por el doctor Ureña, van a hacer turismo interno y disfrutar de la brisa fresca que ofrece la naturaleza.
“Lo que más me dolió, fue que, en mi propia tierra,  tuve que decir que era estadounidense, para que me dejaran ir”. Esa expresión refleja impotencia, incomprensión de la actitud de los soldados, dolor, tristeza. Eso es inaceptable…pero fue la realidad.
Entonces, no acepto esa explicación simplista del ministro de las Fuerzas Armadas, Rubén Paulino Sem.  Minimizando lo acontecido aquel fatídico sábado,  no se levanta la moral de las tropas ni se gana el respaldo de los dominicanos identificados con los compatriotas maltratados, vejados y amenazados por haitianos en la frontera.
El “secuestro”, por horas, días y hasta por semanas, es la cotidianidad en la frontera. Ocurren por diversos motivos, mayormente de parte de hordas haitianas para extorsionar a hacendados, comerciantes y productores dominicanos. Lo asegura Dionis Sánchez, Senador del PLD por Pedernales y lo ratifica Adriano Sánchez Roa, senador del PLD por Elías Piña. Este último ha levantado el reclamo de que se construya un muro que separe a los dos países. No llego hasta ese extremo. Creo que con muro o sin muro, si no existe una política migratoria clara, si no se respetan las leyes migratorias y si no se tiene la suficiente templanza para defender el territorio, de nada vale  un muro físico. El muro moral es más fuerte que todo y es ese que debemos levantar. Se hace urgente proteger DE VERDAD la frontera.  No es haciendo anuncios desde los escritorios en la capital o llevando soldados un día y devolviéndolos al día siguiente a los recintos de Santo Domingo que se va a proteger la línea divisoria.
La población exige una política migratoria clara, contundente. El dominicano pide la protección de la línea fronteriza, sin esperar que se produzca UN ARAÑAZO. Gracias a Dios al grupo encabezado por el doctor Ureña no se le pegó uno como dice el ministro, pero ¿y si hubiese sucedido?
Coincido en que la actitud de nuestros soldados fue correcta. Si hubiesen hecho UN SOLO disparo, aunque no hirieran a ningún haitiano, hoy el país fuese el manjar despedazado de organismos externos y algunos grupos internos. Es tiempo de botar el temor a defender una política migratoria de respeto al territorio, a las leyes y a la dominicanidad.
Sea frecuente o no lo que pasó con el doctor Ureña y sus compañeros, debe ser el último de esos hechos en la frontera. Ese tiene que ser el eslabón que faltaba para que el gobierno asuma con firmeza la defensa, cuidado y protección de la frontera y debe empezar erradicando POR SIEMPRE, la mafia que permea la zona y facilita el ingreso masivo de extranjeros al territorio dominicano.
Por Tomás Aquino Méndez ;-
tomas.mendez@listindiario.com
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