Santo Domingo;- La silla número 1,071 quedó vacía. Allí estaría
sentado, al igual que sus compañeros, Santo Medina Montero hasta
escuchar su nombre cuando llegara el turno de los graduandos del área de
Derecho.
Una de sus metas más anheladas y sueños por cumplir era graduarse de abogado. pero no fue así.
Medina Montero nunca escuchó su nombre, no recibió el título en sus
manos, ni oyó que ya era profesional, pues no estaba en el lugar. Un mes
antes unos supuestos delincuentes le arrebataron la vida de un disparo.
Durante la trigésima sexta graduación de la Universidad del Caribe,
un minuto de silencio se realizó en nombre de este estudiante que sería
investido ayer. Su esposa, hijo, padre y hermana estuvieron presentes
para recibir el título que tenía impregnado el grado alcanzado:
Licenciado en Derecho.
La inocencia que caracteriza a los niños se reflejaba en el hijo que
quedó huérfano de padre. Wellington tiene apenas un año y seis meses. El
pequeño aún no entiende lo que sucedió con su padre y lo que acontecía a
su alrededor.
Aunque tiene en su camiseta la imagen de su padre y la palabra
“Licenciado”; él sonríe, juega, baila y camina rítmicamente de un lugar a
otro. Entre lágrimas y voz entrecortada, su esposa y padre lo
describieron como una persona ejemplar, trabajadora y respetuosa con sus
familiares y amigos.
“Me hubiese gustado verlo recibiendo su título. Me hubiese encantado
que viera nuestras caras alegres y orgullosas”, expresó su esposa, quien
reveló que había comenzado a estudiar por la motivación que él le daba.
Benito Medina, padre de Santo y de otros cinco hijos, se pasaba un
pañuelo blanco por el rostro para secar las lágrimas que se producían en
sus ojos, debido al dolor y depresión que hoy siente.
“Mi hijo menor, de 27 años. Él único de mis hijos que alcanzó este
grado y me lo arrebataron”, decía desconsolado. “Aún no sé lo qué pasó
con mi hijo. Nadie ha dicho nada ni se nos ha explicado qué sucedió.
Este hecho está impune”, fueron las últimas palabras de Benito. El
sufrimiento lo silenció.
El rector de la universidad, José Aybar Martín, lamentó el hecho
durante la graduación y pidió a los presentes ponerse de pie en honor de
su compañero, quien estaba listo para graduarse.
En otra graduación de marzo de este año de Unicaribe, el asiento
1,089 quedó vacío en la investidura en que Albert Ramírez recibiría su
título universitario de licenciado en Educación mención Matemáticas y
Física, con honores Cum Laude. Pero Ramírez murió en manos de
delincuentes que lo despojaron de su teléfono celular.
En el caso de Medina Montero, desconocidos a bordo de una motocicleta
lo mataron el 18 de octubre mientras se desplazaba en otra motocicleta
con otro amigo por la avenida Circunvalación en Santo Domingo.
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