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jueves, agosto 30, 2018

Urge aumentar el presupuesto a Salud

Al hacer afirmaciones sobre la República Dominicana, se debe tener pendiente y claramente lo que en términos reales son nuestra nación y su economía.
Por más borrachos de nacionalismo y chauvinismo que estemos, no es aconsejable olvidar que apenas, y anualmente, representamos el 0.14% de la población mundial; que nuestro PIB, por más que nos enorgullezca su crecimiento, es 5 puntos inferiores a este nivel poblacional, al ser el 0.09% de toda la riqueza que el mundo produce anualmente; nuestras exportaciones son el
0.08% de lo que intercambia el mundo, en tanto nuestras importaciones llegan a ser una centésima por encima, el 0.09%, y la Inversión Extranjera Directa que recibimos anualmente es el 0.10% de la que circula en el planeta, una centésima por encima de nuestro PIB y de nuestras importaciones.
Estos números simples nos perfilan, sugiriendo que nos “ubiquemos”, bajando la “comparonería”, el tono y las pretensiones de suizos. Aunque poéticamente nos veamos como “un país en medio del trayecto del sol”, somos una centésima del grano de arena que es el mundo.
Es verdad que avanzamos, esperanzados, afanosos, en medio de una estructura productiva por formarse a contrapelo de la dominante cultura de comercio. Y ante los retos de un Estado que sobrevive con impuestos que median, según el Banco Mundial, ±13.7% del Producto Interno Bruto.
Con esos recursos se deben satisfacer las necesidades y brindar las protecciones que la Constitución consagra a favor de la ciudadanía.
En los límites de ese péndulo oscila la salud nacional. El resultado queda en indicadores como la mortalidad de neonatos: infantes con edad comprendida entre 0 y 27 días de nacidos, entre quienes el número de muertos es alarmante: 24 por cada mil nacidos vivos, reveló el ministro de Salud, Rafael Sánchez Cárdenas, anteayer.
¿Las causas? Múltiples. Obstétricas directas e indirectas; calidad de la atención y de los servicios, incluyendo asepsia e infecciones, hospitales paralizados, malformaciones y problemas respiratorios…, todo lo que se ha aducido para explicar este drama mortal que priva a tantos inocentes del derecho a vivir y, al país, de la oportunidad de aumentar las garantías de construirse.
Es incomprensible que tales niveles de mortalidad ocurran por igual en los centros públicos y en los privados.
También económicamente hay causas para ello. Unas que apuntan a un juego de ganancia cero para los neonatos. A más nacimientos, más probabilidad de muertes. Me he preguntado si algunas madres estarán preabortando. Es decir, autoinfringiendo daños a los productos para reducir las probabilidades de que sobrevivan al nacimiento o al primer mes de nacidos. Lo que es, también, autoinfringirse daños. Lo que, de ser cierto, acreditaría también al índice actual de Mortalidad Materna.
Los números hablan solos. Y en este caso, parecen hacerlo con particular elocuencia. Indican las causales económicas de estos problemas de nuestro sistema de salud.
A raíz de las sucesivas oleadas de crisis económicas y fi nancieras vividas desde 1998, el fi nanciamiento de la salud pública sufrió importantes reveses.
Economías importantes vieron reducir dramáticamente la calidad de la cobertura a favor de los afi liados, como España, y en los Estados Unidos hubo que crear el Obama Care para reponer la pérdida de inversión pública en el ramo. En uno de los peores momentos económicos vividos en nuestro país, a precios en dólares actuales y según el Banco Mundial (BM), del 2001 al 2004 el Gasto Público en Salud (GPS) per cápita, paradójicamente crecía 11.52%, al pasar de US$25.13 a US$28.03. Pese a perder casi un punto porcentual en el Total de Gastos del Gobierno (TGG), pasando de 6.58% a 6.41%, incrementó ligeramente como % del PIB, creciendo de 0.9% del total del producto a 1.18%. Como % del Gasto Total en Salud (GTS), el GPS pasó de ser 21.78% a 26.7667%, lo que según el BM, a precios internacionales actuales, signifi ca que el GPS per cápita o persona pasó de $57.429 a $83.11 (144.71%). Entre tanto, el Gasto Privado en Salud (GPpS), como % del GTS, perdió 3.7 puntos porcentuales al caer de 74.78% a 71.05%. El crecimiento experimentado en el sector del 2004 al 2012 lo describe la palabra impresionante. El gasto del gobierno en salud (per cápita y a precios en dólares actuales), dice el BM que pasó de US$28.03 a US$165.08. Esto es 588.93% más, a un ritmo de +49.07% anual.
Era un crecimiento estructurado ya que como % del GTS, el GPS pasó de 26.76% a 46.95%, creciendo 175.44% y, como % del PIB, en 234.71%, aumentando de 1.18% a 2.77%. Dadas las características de este auge, el GPpS, como % del GTS, perdió 27.09% al pasar de 71.05% a 51.8%, pese a que en precios actuales en dólares, el GPpS creció de US$74.40 a US$182.11, es decir 244.74%. Una cifra respetable.
Del 2012 al 2015, año hasta el cual el BM dispone de datos o los entrega, el GPpS per cápita creció 1.14 veces o 114.03%, pasando de US$182.11 a US$207.66 y, en valor nominal, 1.28 veces. En tanto, desde el 2014, el GPS como % del PIB empezó a perder décimas hasta acumular -0.2626% en el 2015, siendo -9.46% respecto a su tamaño en el PIB del 2012, menguando su dinamismo como % del GTG en el orden del 26.75% al pasar de ser el 12.92% del presupuesto gubernamental ejecutado en el 2012 al 9.46% del gasto público del 2015.
Lo relativo al GPS de los años siguientes lo documentan los Informes Económicos del Banco Central del 2016 y 2017, comentados en entregas previas. Son un panorama sucinto e ilustrativo de cómo el GPS pierde dinamismo en tanto el GPpS, como % del GTS, crece moderadamente (+0.0105%), siendo, en valores reales en US$ actuales, +14.03% y, nominalmente, +28.016%.
La situación de caída del GPS que ocurre desde el 2015 bordea niveles de gravedad que amenazan con el desastre.
Una situación que con urgencia exige la atención de los responsables de elaborar el Presupuesto Nacional del año 2019. En ellos recae la responsabilidad de recomponer la economía sectorial para recuperar su capacidad perdida de satisfacer las necesidades de salud de los más pobres de la República Dominicana. Es por estas condiciones que urge incrementar el presupuesto a la salud.
Por Ignacio Nova ;-
ignnova1@yahoo.com
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