Lo dije una vez y lo repito, este gobierno está en mal momento.
Es por
todos lados que hay baches y tropiezos. La deuda pública crece más
rápido que los espaguetis Milano y Danilo Medina está bicicleteando el
endeudamiento. Coge prestado para pagar y fabrica bonos para nivelar la
tasa del dólar. La actual administración vive en las burbujas de una
noche de terror y el final no ha llegado. Tenemos un presidente que
responde airado cuando lo inquieren sobre las filtraciones en los
hospitales.
Danilo Medina debe saber que es mejor seguir como
ventrílocuo. Le conviene alejarse de Hipólito Trump y seguir manejando
sus muñecos. No queda bien cuando habla y menos si OISOE está de por
medio. Es muy posible que tenga la razón y fueron fallas menores dentro
de un plan de ejecuciones, pero es cuestión de contenido y forma. Sabía
que la pregunta sobre los inundados centros de salud estaba madura y se
la tragó con todo y semilla. La forma fue grosera. El PRM con todo y su
ambivalente posición sobre la Ley de Partidos se constituye en
oposición y ataca. Está mordiendo el calcañal de Danilo saltando desde
los errores y torpezas de su administración. Las presentaciones de la
diputada Faride Raful enojan. Su último requiebro fue sobre los gastos
publicitarios de las campañas presidenciales de Medina. Los voceros
oficialistas la quieren culpar por la enorme inversión en el talento de
Joao Santana y esposa. Sobre ese tema los números no cuadran. Los
diputados se niegan a meter las narices en ese chiquero. Prefieren
callar, aunque el silencio es asentimiento. Están dando, por carambola,
la razón a la joven legisladora. Este tema no concluye en la callada.
Eso irá lejos, pero por el momento lo que sobresale es que el sol no se
tapa con un dedo. El último caramelo de esta administración fue el
desmentido de acuerdos con el gobierno de China. Ayer tuvieron que
desmentirse porque existe la intención de construir una planta
eléctrica. Lo que luce extraño es el motivo por el cual Rubén Bichara
condenara sin juicio al presidente de la CDEEE y también sospechoso que
el funcionario involucrado no haya explicado su situación. Se lo
tragaron las sombras. Quizá se interpuso en la ambición palaciega o
esta planta China saldrá más barata, será mejor y sería inaugurada más
rápido que la cuestionada Punta Catalina Odebrecht. Danilo Medina no
está bien.
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