El PRM y el PLD tienen canales divisorios que los obligan a tener cargas
distintas en cada rivera. En el opositor, Luis Abinader lucha de manera
silenciosa contra los caballos de Troya que deja esparcidos Hipólito
Mejía, mientras que los morados se enfrentan por las aspiraciones de
reelección de Danilo Medina, y la pretensión declarativa de Leonel
Fernández que sustenta en la Constitución. Los intereses unen y dividen.
En el PRM, Abinader sabe que Hipólito cuenta con los recursos del
erario para su campaña, que será de allante contra Medina.
El cibaeño
hace un bulto con aspavientos de oposición mientras amarra a sus
diputados para forzar a la otra banda a que haga un enfrentamiento
blando contra Danilo. Abinader está entrampado. No ha querido enfrentar
la reelección por temor a que pierda unos diputados. Hace unas
declaraciones firmes que no puede retener en el tiempo porque los
troyanos hacen su labor de zapa por la influencia palaciega. Sus
allegados del sector Hipólito le aconsejan no meterse en el pleito del
PLD porque luego tendrá que pelear contra Leonel como candidato
presidencial.
El más joven de los candidatos tiene que definir cuál es
el primer primero. Ciertamente, Abinader tiene que analizar sus
posibilidades de vencer la reelección si Danilo lograra colarse, habida
cuenta que el Presidente de la República pondría todos sus bonos a favor
de Hipólito para derrotarle. Serían dos contra uno en la precampaña del
PRM. Las encuestas marcan a Leonel y Abinader. Son los punteros de los
estudios de opinión, pero eso no basta. Recuérdese que en el 2011
Hipólito iba con muchas cabezas de ventaja, y Fernández hizo un quilin
desde el poder y ganó Danilo. Lo demás es historia aunque la referencia
vale. A todas luces lo conveniente para Luis y aspirante peledeísta es
evitar la reelección ya que lo otro es el porvenir. En los
enfrentamientos en torno a la Ley de Partidos pasa inadvertido que lo
esencial es la disputa por las candidaturas presidenciales.
Si no
existen primarias abiertas y se mantiene que los partidos sean los que
manejen la organización de sus campañas, de acuerdo con los estatutos de
cada entidad, las candidaturas serán fluidas. La lucha contra el poder
es ardua y sembrada de minas antipersonales. La indecisión sobre ese
tema puede ser fatal para Abinader. La reelección está decidida y tiene
dinero para comprar conciencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario