BRASIL | PRISIÓN O LIBERTAD,,,,
Brasilia;- El juicio que el hoy miércoles podría llevar a prisión al
exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva extremó la polarización
del gigante sudamericano y condujo a la presidenta de la corte suprema,
Cármen Lúcia, a un inusual pedido por la paz social.
El Supremo Tribunal Federal (STF) dirá el miércoles si acepta un
recurso (habeas corpus) presentado por la defensa de Lula (2003-2010)
para evitar que empiece a purgar una condena de 12 años y un mes por
corrupción pasiva y lavado de dinero hasta que no haya agotado todas las
instancias judiciales.
Si deniega el recurso, nada se interpondrá en principio a un arresto
de Lula, de 72 años. De lo contrario, el camino de los tribunales podría
extenderse y dejarlo libre durante la campaña para las elecciones de
octubre, que se anuncian como las más inciertas desde el retorno de la
democracia en 1985.
“Vivimos tiempos de intolerancia y de intransigencia contra personas e
instituciones. Por eso, este es un tiempo en el que hay que pedir
serenidad. Serenidad para que las diferencias ideológicas no sean fuente
de desorden social”, escribió la jueza Cármen Lúcia en un texto
divulgado por su asesoría.
“Los problemas se resuelven garantizando el cumplimiento de la
Constitución, papel fundamental conferido al Poder Judicial, que lo
viene cumpliendo con rigor”, agregó la magistrada, que apoya
públicamente la jurisprudencia vigente que permite encarcelar a
condenados en segunda instancia, como Lula. El caso enfrenta a jueces
“garantistas” y a defensores de la Operación Lava Jato, vistos como más
severos, y partidarios del uso de la prisión preventiva, las delaciones
premiadas y el cumplimiento de penas después de una condena en segunda
instancia para desvendar una multimillonaria red de sobornos entre
empresarios y políticos.
Y alimenta las divergencias políticas. La semana pasada, la
polarización derivó en violencia cuando dos ómnibus de una comitiva
proselitista de Lula, de 72 años, fueron alcanzados por tres disparos en
el sur del país, sin provocar heridos.
A medida que se aproxima el 4 de abril, la presión sobre el STF
aumenta. El ex fiscal general Rodrigo Janot y el procurador de Lava Jato
en Curitiba (sur), Deltan Dallagnol, se sumaron a una solicitud de al
menos 5,000 integrantes de la justicia para que la corte suprema no
modifique su interpretación actual, lo que pondría a Lula tras las
rejas.
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