¿Qué pasa en nuestro país que, según parece,
todos los planes, leyes, programas caen al vacío? Para poner algunas
cosas a funcionar, aunque sea mínimamente, las instituciones recurren a
los famosos operativos. Una solución mediática. Operativos que por demás
resultan muy costosos.
Tenemos leyes “casi para todo”, y a decir de entendidos tratadistas, muy buenas leyes.
Para regular el tránsito, tenemos leyes e instituciones. Es cuestión de aplicar las disposiciones.
Pero no, en vez de eso, vemos a los funcionarios del sector transporte, dedicar horas y días a “operativos” para educar a los chóferes en el respeto a las señalizaciones, el uso del teléfono, la utilidad del cinturón de seguridad y para que no se estacionen en lugares prohibidos. Si se cumple la ley, se aplica la sanción correspondiente y la multa de rigor, esos operativos fuesen innecesarios.
Los ayuntamientos son responsables de controlar el uso adecuado de los espacios públicos en ciudades y municipios. Pero “los padres de familias” y muchos extranjeros se ubican donde les da la gana, montan cualquier tipo de negocio y levantan hasta “letrinas” provisionales a la vista de todos.
Incluso grandes empresas se apropian de espacios de la ciudad ante la indiferencia de los alcaldes y regidores. Solo cuando surge una protesta de comunitarios o un reportaje de algún medio de comunicación, reaccionan esas autoridades y disponen de los famosos “operativos” para rescatar los esos espacios. Como ocurre en estos días en Santiago y en algunos sectores de la capital. Con el agravante de que esa acción es solo un bulto mediático. Más tiempo permanece una cucaracha en un gallinero que lo que permanecen los ocupantes de espacios públicos fuera de ellos.
Tenemos leyes “casi para todo”, y a decir de entendidos tratadistas, muy buenas leyes.
Para regular el tránsito, tenemos leyes e instituciones. Es cuestión de aplicar las disposiciones.
Pero no, en vez de eso, vemos a los funcionarios del sector transporte, dedicar horas y días a “operativos” para educar a los chóferes en el respeto a las señalizaciones, el uso del teléfono, la utilidad del cinturón de seguridad y para que no se estacionen en lugares prohibidos. Si se cumple la ley, se aplica la sanción correspondiente y la multa de rigor, esos operativos fuesen innecesarios.
Los ayuntamientos son responsables de controlar el uso adecuado de los espacios públicos en ciudades y municipios. Pero “los padres de familias” y muchos extranjeros se ubican donde les da la gana, montan cualquier tipo de negocio y levantan hasta “letrinas” provisionales a la vista de todos.
Incluso grandes empresas se apropian de espacios de la ciudad ante la indiferencia de los alcaldes y regidores. Solo cuando surge una protesta de comunitarios o un reportaje de algún medio de comunicación, reaccionan esas autoridades y disponen de los famosos “operativos” para rescatar los esos espacios. Como ocurre en estos días en Santiago y en algunos sectores de la capital. Con el agravante de que esa acción es solo un bulto mediático. Más tiempo permanece una cucaracha en un gallinero que lo que permanecen los ocupantes de espacios públicos fuera de ellos.

La policía, por ejemplo, tiene como misión resguardar a la
ciudadanía. Mantener vigiladas y seguras las calles, pero al salir de
casa, vivimos nerviosos y asustados. La respuesta a ese miedo son los
operativos cada vez que los medios recurren a las estadísticas de robos,
asaltos y crímenes.
Migración es otro caso. Su misión es controlar la entrada ilegal de
extranjeros. Junto al Cesfront y los militares deben proteger esa zona
del país, pero, esto es solo en papeles. Los haitianos ilegales inundan
nuestras calles. En vez de aplicar las leyes migratorias, las
autoridades realizan cada cierto tiempo sus operativos y se ufanan
porque apresan y envían a la frontera a cientos o miles de inmigrantes.
Saben que eso es puro bulto, porque los llevan por Dajabón y retornan
media hora después por la frontera con Elías Piña o viceversa.
Y así podría ir señalando cantidades de instituciones que tratan de
tranquilizar al ciudadano con operativos infuncionales y
propagandísticos.
Creemos que es tiempo de recurrir a lo que de verdad sentará la base
para una sociedad organizada, ordenada y con visión de futuro: la
aplicación de la ley. Sin miramientos, sin llamaditas de generales o
funcionarios, sin tarjetitas o macuteo. Hay que dejar atrás los
operativos, los pactos y recurrir a la sanción legal establecida en
nuestras leyes, reglamentos y la Constitución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario