El referéndum, ilegal a la luz de la Constitución de España, ha puesto a la nación ibérica sobre un barril de pólvora. La secesión que buscan los catalanes perjudica de muchas maneras el estatuto monárquico español y no están dispuestos a tolerarlo. Ni a consentirlo.
Policia española y manifestantes catalanes, frente a frente, en choque por el referéndum. | pic.twitter.com/eEZIfvQVZL— MONITOR REPUBLICANO (@monirepublicano) 1 de octubre de 2017

Es ilógico pensar que la monarquía española dejará que un productivo trozo de España se constituya en república en su propia frontera. En tiempos de Franco los vascos intentaron su separación y hubo acciones militares. Acciones terroristas bañaron de sangre a España durante mucho tiempo, pero el Estado se impuso y los ánimos parecen aplacados. Allí hubo la lección del uso del poder militar, práctica que podría repetirse.
Es un pulso de poder y los fusiles los tiene la Corona. Los catalanes no parecen estar preparados para una guerra civil en el caso de que sus reclamos fueran reprimidos con la fuerza militar. El gobierno muestra intenciones de no ceder. Los catalanes tampoco. Ante un juego trancado, se puede imponer la fuerza.
El gobierno usa contra los nacionalistas cuñas del mismo palo y también voces de toda España. Hay una guerra psicológica en todos los niveles.
También los medios de prensa se suman al corro de los adversarios de los separatistas y conjuntamente con las autoridades gubernamentales hacen creer que Europa no aceptaría la República Catalana.
El gobierno español impedirá que en sus linderos cunda el ejemplo de los catalanes e inicien un juego de dominó.
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