El eminente ginecólogo Plácido Montero contaba una experiencia
espeluznante, de cómo las ARS están desatendiendo las necesidades de sus
afiliados que requieren coberturas para enfermedades ‘serias’, que
muchos llaman ‘catastróficas’ y que, por lo tanto, son ‘costosas’.
Relataba este martes el médico, en el programa de radio especializado
‘Conversando de salud’, por la Súper 7, el caso de una paciente a la
que chequeaba rutinariamente por varios años a cargo de su afiliación de
seguro, incluyendo los análisis. Pero que hace poco, al notar la
eventualidad de algún problema mayor le indicó una biopsia.
Al parecer,
la aseguradora se percató que se pronosticaba una situación de mayor
envergadura, por lo que se negó a autorizar la cobertura de ese
procedimiento de biopsia, aduciendo que él, como médico que hizo la
indicación, no estaba afiliado a dicha ARS.
Nélsida Marmolejos, encargada de la Dirección de Información y
Defensa de los Afiliados de la Seguridad Social (DIDA), ya había
denunciado que la ADARS --que es la entidad que reúne las principales
empresas ARS del país-- tuvo la osadía de enviarle un acto intimatorio,
vía alguacil, para que se callara, que no difundiera las quejas que
recibe de la gente por la falta de atención de las Administradoras de
Riesgos de la Salud.
Más
aún, Chanel Rosa, director del Servicio Nacional de Salud, SENASA, que
es la principal administradora de riesgos de salud de la nación, se
queja de que debido a la cobertura limitada y electiva que están
autorizando las ARS privadas, gran cantidad de gente está emigrando a
los hospitales públicos en busca de la salud que no les ‘cubre’ dichas
prestadoras.
Otro eminente médico investigador de renombre internacional, Jesús
Feris Iglesias, al ratificar la situación explicada por la experiencia
del doctor Montero, remitía la responsabilidad de corregir esas
distorsiones a la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales,
(Sisalril), pero su director, Pedro Luis Castellanos, se ha limitado a
decir que ‘desconoce’ lo que está ocurriendo.
Mientras hoy el Gobierno invierte millonarias sumas en tratar de
construir, reparar y equipar con instrumentales de última generación en
el sistema hospitalario oficial, el usuario, los pacientes -a los que
las ARS y algunos médicos llaman ‘clientes’- que acuden a los servicios
privados, pagando por un servicio que aseguran no reciben, se sienten
desamparados, rogando al Altísimo que no los afecte una enfermedad
catastrófica, ya que si no los mata la dolencia, los mata la cuenta.
Por Ruddy L. González ;-
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