El viaje a Brasil del procurador Alain Rodríguez
me dejó en el mismo sitio. Es más, tengo mayores confusiones. Parece
que hizo un trato con las autoridades brasileñas para que le entreguen
los informes sobre presuntos implicados dos meses después de que se
legalice un acuerdo con Odebrecht, y parece que ese pacto con la
delincuencial constructora se limita al pago sin prisión. Cada día
entiendo menos el proceder de las autoridades dominicanas.
Contamos con técnicos especialistas en finanzas y administración que podrían ser empleados como piezas del proyecto de persecución. Se cuenta con instituciones especiales para estos casos. Pero no se les cita.
Nos quieren dar la impresión que somos indefensos. Dependemos de lo que nos informen otros. Sean norteamericanos o brasileños, pero nuestros investigadores están maniatados y amordazados, sentados en las graderías viendo el sainete sin poder hacer nada. Todo el proceso luce paralizado aguardando que se legalice el pacto de intocabilidad del Estado contra los malhechores.
Contamos con técnicos especialistas en finanzas y administración que podrían ser empleados como piezas del proyecto de persecución. Se cuenta con instituciones especiales para estos casos. Pero no se les cita.
Nos quieren dar la impresión que somos indefensos. Dependemos de lo que nos informen otros. Sean norteamericanos o brasileños, pero nuestros investigadores están maniatados y amordazados, sentados en las graderías viendo el sainete sin poder hacer nada. Todo el proceso luce paralizado aguardando que se legalice el pacto de intocabilidad del Estado contra los malhechores.
Es
notorio que en este proceso todo lo confiamos en la buena fe de otros.
Que si los americanos tienen los nombres de los sobornados; que Brasil
nos dará informes; que Odebrecht aportará datos. Entre tanto, en
plantillas de medias llega la información de que Odebrecht no documentó
el reparto de sobornos. Esto daría a entender que no podremos saber
quiénes cogieron la coima. Es un agregado aterrador. Un juego de
ocultamientos. Cierto es que en el entramado corrupto no se pasan
facturas, pero el dinero siempre deja rastros. Las empresas del
dominicano señalado como principal acusado de recibir y repartir los
sobornos tuvieron que hacer pagos. Dudo mucho que tanto dinero se
abonara en efectivo. Sobre todo cuando contaban con la impunidad que les
ofrece el poder. Se conoce ahora que el autorizador de los repartos en
Brasil era el anónimo “Empleado 6”.
Se muestra toda una estructura para el delito. El anonimato, las
cuentas especiales y ocultas, presentan una trama mafiosa imposible de
pensar en una sociedad moderna. Todos los días la prensa difunde
acciones legales contra los implicados en la telaraña de coimas. En
Panamá se denuncia una persecución contra Odebrecht, esto aparte de las
multas impuestas por varios países para resarcir por la comisión el
delito, contrario a lo que acontece con nuestro proceso que quiere
homologar un acuerdo secreto para la opinión pública.
Sigue la percepción que Odebrecht y sus socios tendrán daños menores.
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