Durante la semana pasada los dominicanos vivimos
dos episodios verdaderamente vergonzosos porque exponen en toda su
desnudez la falta de escrúpulos y el irrespeto a las más elementales
normas de convivencia entre personas civilizadas.
El miércoles un grupo de motociclistas sustrajo numerosas cajas que llevaba una camioneta destinada a entregar alimentos navideños del Plan Social de la Presidencia, en pleno elevado de la avenida 27 de Febrero, en el corazón de la ciudad de Santo Domingo.
Ese mismo día varios encapuchados armados de pistolas irrumpieron en un área restringida del muelle de Boca Chica y se llevó un furgón cargado de televisores.
El miércoles un grupo de motociclistas sustrajo numerosas cajas que llevaba una camioneta destinada a entregar alimentos navideños del Plan Social de la Presidencia, en pleno elevado de la avenida 27 de Febrero, en el corazón de la ciudad de Santo Domingo.
Ese mismo día varios encapuchados armados de pistolas irrumpieron en un área restringida del muelle de Boca Chica y se llevó un furgón cargado de televisores.
Parece increíble el nivel de desfachatez a que están descendiendo jóvenes de este país.
Pero lo peor sería que esta sociedad no reaccione ante este tipo de
vagabundería y dé una respuesta desde la ley y el orden para disuadir a
ese tipo de delincuentes que exponen ante el mundo un bochorno mayúsculo
en un país que recibe cada año a seis millones de turistas.
¿Qué puede pensar un turista que ve en la televisión este tipo de
salvajismo? ¿Se animaría a volver a este país y a enviar a sus hijos a
disfrutar de los encantos de este destino?
La condena más enérgica tiene que caer sobre este tipo de acciones y
la autoridad está en la obligación de identificar, detener y castigar en
forma ejemplar a los perpetradores de este tipo de desafío a la ley y
el orden.
La cárcel es el único lugar donde deben estar los delincuentes que
protagonizaron ambos asaltos y la justicia debe dar un ejemplo para que
todos sepan que aquí quedan autoridades que no toleran esas
barbaridades.
Este país tiene experiencia de largos períodos de dictadura en los
cuales ningún dominicano se ha atrevido a desafiar la autoridad con ese
tipo de ratería. Si bien nosotros repudiamos y combatimos toda forma
dictatorial de gobierno, no está de más recordarle a ese tipo de
delincuentes que la ley bien aplicada es más efectiva que una tiranía.
Autoridad y sociedad tienen que interponer el esfuerzo conjunto para
que este tipo de asaltos no se siga registrando, sino que por el
contrario hay que dar una respuesta contundente para que quienes se
atrevan a desafiar el orden, sepan que tendrán una respuesta disuasoria
eficaz, desde la ley y el orden, nunca con la arbitrariedad.
Tomado del editorial de
de la fecha
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