LA HISTORIA DE LEONEL.- La oposición parece que
conocía la historia de Los Sandwichitos de Leonel, pues quiso una
reunión con la comisión que encabezaba el presidente del PLD y que tenía
el encargo del Comité Político de dar seguimiento a la conformación de
la Junta Central Electoral. El Bloque Opositor pensó que con Fernández
le podría ir mejor que con el presidente Danilo Medina, o que ante la
renuencia de éste, no le quedaba de otra que tratar con el ex
mandatario.
La política no tiene entrañas y sí muchos olvidos, pues no
hace mucho que esos grupos consideraban a Fernández un apestoso y
culpable del déficit que hizo posible el triunfo de Medina en las
elecciones del 2012. Igual se estuvo denunciando que el alto organismo
del partido oficial tenía el propósito de nombrar los nuevos
magistrados. Sería una forma de contradecirse, pero también de ayudarlos
a llevar a cabo la tarea. No podía esperarse que Fernández o el CP
trabajaran a su favor, pues no se podría ser más torpe, ingenuo y falto
de sentido común. Y el resultado lo dice todo. Como señalé en la columna
anterior, de no tener uno solo entre los nominados por la comisión del
Senado, en la lista aprobada por el Senado se incluyó una propia:
Rosario Graciano...
LOS SANDWICHITOS DE LEONEL.- En unas elecciones de
muchos años atrás se encomendó a Leonel Fernández llevar un refrigerio a
los compañeros acreditados ante las mesas electorales, tarea que
cumplió con eficiencia. Solo hubo un problema, que no fue problema, y
que mostró el temperamento del joven dirigente. Generoso y de compartir.
Repartió los sandwichitos entre los suyos, pero logró multiplicarlos y
alcanzaron para dar a los oponentes, a los cuales les vio el bembe
cenizo del hambre. El cuento fue una sabrosura en su tiempo, pero más
tarde se recordó como una virtud, y empezó su leyenda urbana. Fernández
no era comesolo como los demás peledeístas, que distribuían sus cajas en
los barrios por la noche para que no se detectara la mezquindad. La
oposición pensó que para fastidiar a Danilo Medina, acometería los
puestos de la Junta Central Electoral, y tomaría algunos, y entregaría
el resto a la sociedad civil que le sirve de mampara. Solo que no se
pudo, de que el llamado llegó tarde y lo del miércoles era un designio
que no se podía posponer ni retrasar…
EL TRES A DOS.- Ahora que tienen ante sí el hecho
cumplido, el fait accompli de los franceses ¿qué hará la oposición?
Ojalá que en la rueda de prensa que estaba supuesta a realizar ayer en
la tarde no venga con esa de que el PLD hizo lo que ella había
denunciado. De que Danilo Medina y el Comité Político iban a nombrar los
miembros de la Junta Central Electoral. Si lo tenían previsto, nunca
mejor situación para reaccionar de manera adecuada. No fue un palo y
mucho menos acechado. El partido oficial y el gobierno interpretaron la
partitura de la oposición, de manera que no puede alegarse que suenan
desafinados. Si se dio el plan A, se supone que el B será un prodigio.
Aunque no será fácil estigmatizar lo que en principio se aprobó: tres de
cinco. Si tres son capaces, probos, independientes, imparciales,
apolíticos, apartidistas, santos varones y virgen inmarcesible ¿qué
importa que dos no lo sean? La actual JCE que ahora se reprueba se
manejaba con esa dinámica de tres a dos, y sus patrocinadores nunca se
quejaron…
CASTAÑOS ES UN ARCÁNGEL.- Tampoco puede dejarse de lado
la experiencia que todavía no se supera. Aunque se reprobaba la Junta
Central Electoral en su conjunto, y llegó a demandarse la renovación
completa, la verdad que los dardos, o los más venenosos, iban dirigidos
al presidente Roberto Rosario. Rosario siempre fue un superhéroe y sus
compañeros extras de una película de acción. Los que siempre mueren.
Entonces ahí está. El nuevo presidente, Julio César Castaños, es la otra
cara de la moneda. Diferente en todo a Rosario. Incluyendo su falta de
adhesión a credos políticos. Y por lo menos los dirigentes del PRM lo
saben. Lo analizaron y esa fue su conclusión. En una reunión de más o
menos once personas, uno de los presentes lo definió como “un hombre de
Pepín y del Cardenal”. Supóngase, tener a su favor los poderes del cielo
y de la tierra. Nadie dijo haberlo visto con gorra, o con camiseta, o
en caravana de campaña, y si entre sus clientes como abogado cuenta al
arzobispado y al grupo Corripio, Castaños es un San Miguel redivivo.
Somete a sus pies hasta el propio demonio…
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