La oposición ha sugerido a la Junta Central
Electoral la forma en que deben asignarse sus principales
responsabilidades para su conducción en los próximos cuatro años... La
escogencia, por ejemplo, de un nuevo secretario general, de un director
de Elecciones y del director de Informática.
De paso, exige la reestructuración de todas las juntas electorales “para sanearlas del partidismo político”, y además que defina cuanto antes el mecanismo para consensuar la reforma a la ley de partidos políticos, al régimen electoral y a la ley orgánica del Tribunal Superior Electoral.
O sea, los grupos minoritarios del país, que entre todos obtuvieron el 36 por ciento de los votos, pretenden imponer las reglas del juego de la democracia dominicana cuando ni siquiera tuvieron inteligencia para mantenerse en la mesa del diálogo encabezado por monseñor Núñez Collado para consensuar la composición de la Junta.
Que el presidente de la JCE los escuche, que reciba sus reclamos, que responda sus inquietudes, es legítimo y comprensible a partir de que ese órgano se debe a los partidos políticos y son ellos la razón de su existencia. Pero una cosa es escucharlos y otra muy distinta atender sus órdenes.
Castaños Guzmán sabe bien que el propósito de esos grupos es comenzar a incordiar temprano a la nueva Junta que está ahora en el proceso de establecer una ruta crítica que deberá concluir con las elecciones de febrero de 2020 --las congresuales y municipales--, y de mayo, las presidenciales.
... El plan es trastornar
Esa ruta crítica de la Junta no puede ser trastornada por reclamos extemporáneos de los grupos de la oposición, que deberán aguardar que llegue el momento de hacer esas reestructuraciones para presentar sus peticiones al Pleno que luego debe sesionar para determinar si proceden.
De entrada, sería bueno recordarles a los grupos opositores que las posiciones claves --como el director de Elecciones, el director de Informática y el secretario general--, son siempre ocupadas por técnicos de la absoluta confianza del presidente de la Junta porque aunque colectivamente están subordinadas al Pleno, despachan con el presidente de quien reciben las órdenes directas.
Todas las veces que en la Junta han metido cuerpos extraños en el equipo técnico, las cosas han terminado mal. Esos funcionarios manejan los temas más sensitivos y delicados en cada proceso electoral y no pueden estar insubordinados ni al presidente ni al pleno de la Junta.
Asumir que ese personal puede escogerse por concurso --o sea, casi al azar en relación a sus posibles vínculos con sectores extraños a la propia Junta--, es una pretensión descabellada que debe ser rechazada por el Pleno que tiene la facultad de seleccionar a esos técnicos de acuerdo a las garantías de confiabilidad que puedan dar a sus miembros.
... Las juntas electorales
Es verdad que muchas juntas electorales tuvieron que ser compuestas por personal de los partidos políticos porque en todos los municipios no aparecieron figuras apartidistas preparadas para ocupar esos puestos. Eso lo supieron siempre todos los partidos, que aportaron nombres y en algunos casos hasta se sortearon los cargos buscando equidad.
El Partido Revolucionario Moderno, por ejemplo, aportó nombres para que se les designara en varias de esas juntas. Como ese partido es miembro de la alianza opositora, debería comenzar diciendo quiénes son esas personas para que las sustituyan en atención al “apartidismo” que reclama para las juntas electorales. En las pasadas elecciones hubo pruebas de que esos miembros del PRM en las juntas hicieron su trabajo a partir del interés de su partido, y en muchos casos fueron los causantes de muchos de los trastornos que se suscitaron después de los comicios. Cierto, deben sacar a los políticos de las Juntas electorales... Pero que empiece el PRM identificando a los suyos...
De paso, exige la reestructuración de todas las juntas electorales “para sanearlas del partidismo político”, y además que defina cuanto antes el mecanismo para consensuar la reforma a la ley de partidos políticos, al régimen electoral y a la ley orgánica del Tribunal Superior Electoral.
O sea, los grupos minoritarios del país, que entre todos obtuvieron el 36 por ciento de los votos, pretenden imponer las reglas del juego de la democracia dominicana cuando ni siquiera tuvieron inteligencia para mantenerse en la mesa del diálogo encabezado por monseñor Núñez Collado para consensuar la composición de la Junta.
Que el presidente de la JCE los escuche, que reciba sus reclamos, que responda sus inquietudes, es legítimo y comprensible a partir de que ese órgano se debe a los partidos políticos y son ellos la razón de su existencia. Pero una cosa es escucharlos y otra muy distinta atender sus órdenes.
Castaños Guzmán sabe bien que el propósito de esos grupos es comenzar a incordiar temprano a la nueva Junta que está ahora en el proceso de establecer una ruta crítica que deberá concluir con las elecciones de febrero de 2020 --las congresuales y municipales--, y de mayo, las presidenciales.
... El plan es trastornar
Esa ruta crítica de la Junta no puede ser trastornada por reclamos extemporáneos de los grupos de la oposición, que deberán aguardar que llegue el momento de hacer esas reestructuraciones para presentar sus peticiones al Pleno que luego debe sesionar para determinar si proceden.
De entrada, sería bueno recordarles a los grupos opositores que las posiciones claves --como el director de Elecciones, el director de Informática y el secretario general--, son siempre ocupadas por técnicos de la absoluta confianza del presidente de la Junta porque aunque colectivamente están subordinadas al Pleno, despachan con el presidente de quien reciben las órdenes directas.
Todas las veces que en la Junta han metido cuerpos extraños en el equipo técnico, las cosas han terminado mal. Esos funcionarios manejan los temas más sensitivos y delicados en cada proceso electoral y no pueden estar insubordinados ni al presidente ni al pleno de la Junta.
Asumir que ese personal puede escogerse por concurso --o sea, casi al azar en relación a sus posibles vínculos con sectores extraños a la propia Junta--, es una pretensión descabellada que debe ser rechazada por el Pleno que tiene la facultad de seleccionar a esos técnicos de acuerdo a las garantías de confiabilidad que puedan dar a sus miembros.
... Las juntas electorales
Es verdad que muchas juntas electorales tuvieron que ser compuestas por personal de los partidos políticos porque en todos los municipios no aparecieron figuras apartidistas preparadas para ocupar esos puestos. Eso lo supieron siempre todos los partidos, que aportaron nombres y en algunos casos hasta se sortearon los cargos buscando equidad.
El Partido Revolucionario Moderno, por ejemplo, aportó nombres para que se les designara en varias de esas juntas. Como ese partido es miembro de la alianza opositora, debería comenzar diciendo quiénes son esas personas para que las sustituyan en atención al “apartidismo” que reclama para las juntas electorales. En las pasadas elecciones hubo pruebas de que esos miembros del PRM en las juntas hicieron su trabajo a partir del interés de su partido, y en muchos casos fueron los causantes de muchos de los trastornos que se suscitaron después de los comicios. Cierto, deben sacar a los políticos de las Juntas electorales... Pero que empiece el PRM identificando a los suyos...
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