Con vastas zonas todavía anegadas, lluvias que no cesan y más ríos
que se desbordan y amenazan la vida humana y animal, la agricultura y la
propiedad, el país vive uno de sus momentos más difíciles.
Al enorme daño que preliminarmente se ha contabilizado en lo que
concierne a las viviendas destruidas o severamente afectadas, y a las
infraestructuras viales como puentes y carreteras, hay que añadirle las
pérdidas millonarias en los cultivos y la más calamitosa de todas: el
desplazamiento de millares de ciudadanos hacia zonas más protegidas.
Pero el drama no cesa, pues las lluvias han continuado y esto ha
obligado a desfogar en tres ocasiones la presa Tavera-Bao, sin más
opción.
El desfogue es una medida preventiva, para evitar un colapso de la
presa, pero al mismo tiempo es una decisión forzada cuyas consecuencias
nadie puede predecir ni medir todavía.
Esto es lo que hace más difícil el momento, porque no tenemos la
capacidad para controlar del todo este aluvión de aguas abajo de la
presa, inundando e incomunicando zonas pobladas y malogrando cosechas o
sembradíos, ni para socorrer a todos los ciudadanos que se encuentran la
esfera de los peligros.
Anoche, por ejemplo, las autoridades del Centro de Operaciones de
Emergencias anunciaron que todas las comunidades próximas al área de
influencia de la presa de Tavera, en tiempo de desfogue, tendrán que ser
obligatoriamente evacuadas, lo que significa un enorme esfuerzo para
proteger vidas.
Y aun cuando la información sobre los eventos meteorológicos ha sido
oportuna y precisa y cuando los operativos de los equipos de socorro y
reparaciones han sido continuos y extenuantes, nada impide que la
situación siga agravándose con la caída de más lluvias en suelos
saturados y con los desbordes de ríos, arroyos y cañadas.
En este momento difícil, la ciudadanía tiene que actuar con dos
premisas ineludibles: con su sentido de cooperación para minimizar daños
y con su sentido de solidaridad, para no escatimar los auxilios que
necesiten nuestros hermanos, tanto en las encrucijadas de las
inundaciones, como en la condición de víctimas o damnificados de esta
tragedia.
Tomado del editorial de
de la fecha
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