“QUÉ SON ESTOS MANDAMIENTOS”
No hubo violación del padrón electoral ni dislocación de mesas. No hubo
financiación del narco ni control de los medios de comunicación a través
del dinero. No. Por no haber, no hubo ni “Operación Palito”, en plan
Santiago de los Caballeros, ni compra o alquiler de cédulas en patios y
apartamentos cercanos a los colegios electorales, en blanco ni en
morado, en azul ni en rojo. Nada de eso hubo en las elecciones de
Estados Unidos, donde los muy señores -democráticamente-, eligieron como
su presidente a quien sin tortura ni presión admite estar convencido de
que si un hombre tiene éxito, “puede tocar los genitales de una mujer
cuando quiera”.
Su irrespeto a las mujeres es proverbial, su racismo
está más que demostrado, su xenofobia no es secreto. Es genial evadiendo
impuestos. Aconseja fusilamientos de damas que le adversan, y también
es el presidente electo de los Estados Unidos de América (del norte),
pero, joder, ¿qué son estos mandamientos?
EL INICIO DEL FIN
El asunto es sencillo, porque resulta que los de Mr. Trump, son los
valores, los predicamentos y la forma de pensar y ver el mundo, la
mujer, las minorías, y el extranjero, de la mitad de los ciudadanos
adultos de los Estados Unidos. He ahí desnuda y sin sombrero, seductora
en el tubo, ay, a la América blanca. Una cosa muy diferente es que hasta
ahora, nadie como Trump se había atrevido a asumir ese discurso con tal
desparpajo e insolencia, -y por qué no admitirlo-, con el conocimiento
por propia experiencia de lo que es “la sociedad del espectáculo” en que
se ha convertido todo en Occidente, incluida la políticaÖ. Y por ahí
viene apretando Marine Le Pen, en Francia, y Berlusconi estuvo en
Italia, voto a voto. Aunque hay que decir que frente a Trump, la Le Pen
es Juana de Arco y Berlusconi es más formal que Charles De Gaulle. He
ahí el votante estadounidense (en su mayoría blanco en poblados
suburbanos), empujando al Imperio al inicio de su decadencia. La
decadencia de Roma se inició con los bárbaros, la de Estados Unidos
llegará con las barbaridad cometida -espontánea y libremente- por sus
ciudadanos al elegir al Sr. Trump como su Presidente.
EL DESTAPE FINAL
Resulta, entonces, que el país que por décadas intentó liderar el mundo
en los avances que la globalización trajo consigo más allá de los
mercados, como universalizar el respeto a los derechos humanos en
sentido general y especialmente de las minorías raciales, de género o de
preferencia sexual, el mismo país ha optado por un irrespetuoso señor
que es la viva negación de lo que creíamos era el ciudadano occidental
del Siglo XXI. El socialismo real debió crear al Che pero reprodujo a
Stalin. La democracia triunfal post comunismo debió reproducir a
Chomsky, crear a un Nelson Mandela o un Bertrand Russell renacido, pero
amenaza con reproducir a Donald Trump. Sesenta millones de ciudadanos,
la mitad de la América blanca se ha expresado. No se atrevió a
confesárselo a los encuestados, a CNN ni a FOX, pero sí a su Colegio
Electoral el pasado martes. Es el destape final, el temido striptease de
un orden moral que anunciaba decadencia, sí, pero que nadie imaginó que
llegaría de la mano de un señor de las confesas características morales
y el comportamiento de Mr. Trump, perdón, presidente Trump.
Por Pablo McKinney ;-
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