El candidato republicano Donald Trump, durante un acto de campaña electoral en Delaware (Ohio, EE.UU.), el 20 de octubre de 2016 |
Desde hace varios días el candidato republicano agita el fantasma de un posible fraude electoral.
Quizás como estrategia para combatir su caída en las encuestas, el
candidato republicano a la presidencia de los EE.UU., Donald Trump, ha
comenzado a plantear la posibilidad de que se produzca un fraude
electoral en su contra. Sin ir más lejos, en el último debate
presidencial de este miércoles, ante la pregunta del moderador sobre si
aceptará el resultado respondió: "Habrá que ver (...) lo mantendré en suspenso".
Ello
implica toda una novedad para la política estadounidense. Si bien en
otros países regularmente se pueden escuchar denuncias de fraude no
sucede lo mismo en la potencia norteamericana. Como recordó
el periodista Nicolás Zyssholtz, "incluso en escrutinios tan poco
claros como el del año 2000, cuando George W. Bush superó a Al Gore en
Florida por apenas 537 votos tras una resolución de la Corte Suprema, el
candidato perdedor siempre aceptó la derrota".
Sin embargo, el
magnate que rompió con todos los esquemas (empezando por ganar la
candidatura en la interna republicana) podría dar una nueva sorpresa.
¿Qué puede pasar?
La periodista Emily Cahn se ha hecho esta pregunta y aventura
algunas posibles respuestas. Entre ellas destaca que un rechazo de
Trump al resultado de las elecciones podría desencadenar protestas y
manifestaciones de parte de sus seguidores.
También plantea la posibilidad de que se genere un aumento de la polarización
social y política, lo que traería problemas para que Clinton pueda
trabajar en conjunto con los republicanos. A su juicio, se podría ver
afectado "el compromiso en las tareas necesarias, tales como pasar leyes
de presupuesto para mantener el gobierno abierto y funcionando".
De
todas formas, estas posibles consecuencias de tinte político pueden
adquirir un carácter muy distinto si Trump va hasta el final con esta
decisión. Para ello debería apelar a la Corte Suprema para que
intervenga y lleve a cabo un recuento de votos como sucedió en el año
2000.
Rechazo republicano
El partido por
el cual se presenta Trump desde hace tiempo que tiene sus cortocircuitos
con el magnate. En este sentido, su amenaza de denunciar un fraude electoral motivó las respuesta de diversos dirigentes.
El candidato republicano Donald Trump, durante el tercer y último debate con la candidata demócrata Hillary Clinton en Las Vegas (Nevada, EE.UU.), el 19 de octubre, 2016. |
El senador por Arizona Jeff Flake aseguró que "diciendo que podría no aceptar los resultados está más allá de los límites".
Por su parte, la senadora por Carolina del Sur Lindsey Graham dijo que
tiene "una gran confianza por la democracia y el sistema electoral".
Asimismo añadió que si Trump pierde no será culpa del "sistema" sino de
que "falló como candidato".
Jugando con fuego
Una
inquietud que se extiende por la la población y distintos sectores
políticos radica en la posibilidad de que los simpatizantes de Trump
protagonicen acciones violentas en caso de ganar Hillary Clinton.
En
agosto de este año, el magnate se refirió al derecho a portar armas
–que él defiende– y la postura de su adversaria, que plantea regularlo.
"Hillary quiere abolir, en esencia abolir la Segunda Enmienda. Y por
cierto, si consigue elegir sus jueces, no podréis hacer nada. Aunque
probablemente la gente de la Segunda Enmienda sí pueda. No lo sé", admitió. Estas declaraciones fueron interpretadas como un llamado a agredir a la candidata demócrata.
Un mes después, volvió a hacer declaraciones polémicas en defensa de
portar armas y contra su rival. "Creo que sus guardaespaldas deberían
dejar todas sus armas. Deberían estar desarmados, ¿cierto?", señaló. "Quítenles las armas, ella no quiere armas. Quítenselas y veamos qué le sucede", insistió.
Un cliente observa armas en una tienda especializada Pony Express en la ciudad de Parker (Colorado), el 7 de diciembre de 2015. |
El
profesor asociado de Gestión Política en la Universidad George
Washington Matt Dallek considera que el candidato del Partido
Republicano está haciendo algo muy peligroso y "jugando con fuego". "No
hay que excluir la violencia", analizó.
En un país donde hay más armas que personas, "solo se necesita a un
seguidor de Trump enojado y armado para que haya una tragedia",
concluye.
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