De tolerantes y democráticos nos calificó el merecedor del Premio
Internacional Pedro Henríquez Ureña que concede cada año el jurado de la
Feria Internacional del Libro Santo Domingo, en esta edición entregado
al autor peruano-español Mario Vargas Llosa que al recibir la presea con
que lo distinguía República Dominicana, pensó que el jurado estaba loco
al otorgarle este premio luego de que él en noviembre del 2013
comparara a Dominicana con los jueces alemanes nazis por privar de la
nacionalidad alemana a los judíos en relación a la sentencia 168-13
emitida por el Tribunal Constitucional que delimitaba la nacionalidad
dominicana.
El titular de su artículo ``Los Parias del Caribe´´ publicado el 3 NOV 2013 en el periódico español
impactó gravemente en la psiquis y el alma de los dominicanos, sobre
todo de los de corazón noble y con alto sentido del nacionalismo. Hubo
mucho rechazo hacia la entrega de ese premio, tanto que se piensa que el
cambio de fecha de la feria del libro no solo obedeció a las
remodelaciones en la Plaza de la Cultura sino además a que como estaban
en pleno proceso electoral, entregar en abril un premio a alguien que
generaba tan alto nivel de rechazo por diversos grupos sociales en el
país podría haber afectado en el desenlace de las elecciones que se
celebrarían unas semanas después.
Me causó cierta vergüenza ajena ver al laureado escritor pararse
frente a un podio para hablarle no solo a los que ocupaban las butacas
de la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, sino a los
miles de dominicanos que se enterarían instantes después de sus
palabras gracias a la reproducción de las mismas en todos los medios de
comunicación del país.
A todo esto, el señor Vargas Llosa no es que se haya retractado de su
pensamiento, y hasta lo refirió como algo de un sector del gobierno
dominicano que entiende puede estar equivocado, pero que son
``tolerantes y democráticos´´ al otorgarle ese premio luego de que él
planteara su pensamiento al mundo a través de ese periódico europeo.
En muchos años no creo que haya habido tanta expectativa de lo que
acontecería esa noche en la sala principal del Teatro Nacional y durante
todo el acto inaugural de la XIX Feria Internacional del Libro Santo
Domingo 2016, no hubo más ansiedad por escuchar un discurso como en esa
ocasión, pues todo el mundo anhelaba saber lo que diría el escritor que
nos tildó de nazis por querer implementar las políticas migratorias que
nos corresponden y a las que tenemos derecho como cada nación soberana
del mundo. Que esté mal o bien es otro asunto, pero se nos debe respetar
como se respeta la deportación masiva que realiza Estados Unidos de
inmigrantes mexicanos y nadie los tilda de nada, o algunas de las
naciones donde los propios haitianos han emigrado que aplican sus
políticas sin que ninguna voz se alce, pero que pesa y cuesta aceptar y
respetar a Dominicana en sus decisiones y todo el mundo se cree con
derecho de inmiscuirse y querer cambiar.
Esa noche la seguridad estaba reforzada y se tomaron las medidas de
lugar por si de alguna forma alguien intentaba boicotear el evento, la
que llegó más lejos fue una señora que al intentar gritar una consigna a
la primera palabra fue callada y sacada de inmediato de la sala sin
siquiera percatarse de que dijo algo, aunque todos los allí presentes
escuchamos claramente el inicio de aquel grito entrecortado justamente
en el momento que el ministro Vergés pronunciaba su discurso.
Irónicamente y así lo demostramos a Vargas Llosa y al mundo, no solo
somos tolerantes y democráticos, sino que tampoco tenemos memoria para
recordar lo que otras personas y naciones han hecho o dicho en contra de
nuestro país. No proclamamos a nadie como persona non grata ni los
retiramos de nuestro territorio o revocamos sus visados a pesar de que
humillen y laceren la dignidad de nuestros valiosos dominicanos, al
contrario, les invitamos a venir, les abrimos las puertas y los llenamos
de elogios y regalos para que se vayan felices. Eso puede tener dos
explicaciones; o realmente queremos mantener buenas relaciones con todo
el mundo y respetamos la opinión de los que van en contra de nuestras
ideas, o somos una sociedad lambiscona que trata mejor a quienes nos
pisotean y humillan para que se sientan con más fuerza para seguir
haciéndolo.
Por Lorenny Solano ;-
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