La admirada dama que es Josefina Pérez Gaviño ha tenido el privilegio
envidiable de pasar por la ciénaga de la política sin tocar el lodo.
Tal vez por eso y por la larga militancia que acredita en el partido que
fundara su tío y mentor, Juan Bosch, le ha hecho la acreedora de la
autoridad moral necesaria para representar a millares de dominicanos que
nos seguimos preguntando qué pasó en el PLD en las pasadas elecciones.
Mediante una misiva dirigida al Comité Político, Pérez Gaviño ha
pedido a la cúpula peledeísta que aclare el rumor de que se bajó una
línea para sabotear candidatos de esa organización en beneficio de la
oposición.
Muy especialmente, se pide al CP del PLD que explique cómo fue que en
“un abrir y cerrar de ojos” Roberto Salcedo, candidato a la reelección
de la Alcaldía del Distrito Nacional, vio esfumar su posicionamiento de
casi un 60 por ciento frente al milagro de la multiplicación de los
votos de David Collado.
La carta de Josefina es un acto de valentía y honestidad partidaria,
pues hoy día si hay un sentimiento que embarga el ánimo de los
peledeístas es el desconcierto y la confusión, que paradójicamente se
manifiesta lo mismo ante la derrota, que ante la victoria.
La glamurosa reelección de Danilo Medina ha tenido como telón de fondo
una serie de estropicios partidarios e institucionales que ameritan una
explicación a la sociedad dominicana.
Si ello no acontece quedará el sabor acre de que se ha utilizado el
poder y la insidia para avasallar a compañeros. De que la felonía y la
traición se pueden utilizar lo mismo para apuñalar a enemigos que para
sorprender a compañeros. Se trataría de un fútil ejercicio de salvajismo
político.
Se trataría de una leyenda negra y escabrosa que tendría
consecuencias nefastas para la sociedad dominicana y para el propio PLD,
que ha pasado de ser un partido fundado e inspirado por un humanista de
la política, a una organización guiada por intrigas, traiciones y
principios detestables.
La población tiene la percepción de que lo de Roberto Salcedo y lo de
muchos candidatos en el interior el país no son hechos fortuitos, sino
que se trata de una estrategia de una oscura y larga mano política que
se mueve subrepticiamente en la oscuridad.
Fue Juan Bosch quien dijo que “nadie se muere de verdad, si queda en el mundo quien respete su memoria”.
Por esa razón, debe ser el propio Comité Político del PLD, su
“oligarquía de hierro”, el más interesado en arrojar luz sobre lo que
pasó. Callar o apañar sería sembrar semillas para abonar un incierto
camino que se avecina en los días por venir.
Por
Namphi Rodríguez ;-
namphirodriguez@gmail.com
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