ACONTECIMIENTOS.- En los finales del
2015 se produjeron dos acontecimientos que pueden tener significación
política, pero no consecuencia. La alocución del presidente Danilo
Medina con motivo de Navidad y en Nochebuena y los saludos de cumpleaños
al expresidente Leonel Fernández el pasado sábado. El discurso del
mandatario fue esencialmente protocolar y muy propio de la fecha, aunque
hay que reconocer que hizo lo que nunca se había hecho.
El presidente
Barack Obama habló a los norteamericanos y el príncipe Felipe a los
españoles, siguiendo una tradición de años. Lo mismo que el papa
Francisco, quien no solo es jefe de la iglesia Católica, sino del Estado
del Vaticano. ¿Por qué se dirigió a la nación dominicana el presidente
Medina? No se criticaron sus palabras, pero sí la oportunidad. Incluso
el director de campaña de Luis Abinader aprovechó la ocasión y botó la
pelota. Dijo sin el menor sonrojo, y de manera adelantada, que esa
comparecencia era la mejor demostración de que el gobernante estaba
desesperado ante su estrepitosa caída en las encuestas. Nadie sabe sobre
qué base Roberto Fulcar hizo su aseveración, pero parece que le
llamaron la atención, o se dio cuenta de su metida de pata, pues no
remató, como era lógico que hiciera, después de conocerse la piezaÖ
REELECCIONISTA.- Se suponía que en Nochebuena habló
el jefe del Estado, como hicieron algunos de sus pares en otras partes
del mundo, pero sus oponentes nacionales consideraron su comparecencia
como un acto de campaña. Aunque fue desde el Palacio Nacional y rodeado
de su familia, la actividad fue calificada de reeleccionista. Difícil,
por no decir imposible, disociar al presidente del candidato. Difícil,
por no decir imposible, no considerar cualesquiera de sus gestos, de sus
acciones o de sus palabras como reeleccionistas. Ni siquiera fatalismo,
sencillamente realidad. Lo dicho por el ministro de la Presidencia,
José Ramón Peralta, de que se averiguaría el horario de trabajo del
Presidente para que éste disponga de su tiempo libre y lo dedique a la
campaña, sonó bonito, muy institucional, pero otro de los imposibles. El
mandatario es jefe de Estado 24 horas al día, 7 días a la semana, 30
días al mes y 365 al año. No se tiene memoria de gobernante dominicano
que haya tomado días de asueto, aun cuando existe en Juan Dolio una
residencia para tales fines...
MEJOR NO.- La comparecencia del presidente Danilo
Medina pudo haberse quedado fuera de la política, y de la campaña, y
verse sus palabras y el escenario en que las produjo con mayor sentido
de trascendencia. Como un fomento de los valores de familia que se dice
ya no existen. Una prédica con el ejemplo. Incluso muy apropiado en un
momento en que alevosamente se atacó su integridad. Sin embargo, la
campaña no cesa, ni de un lado ni del otro. La propaganda oficial le
sacó filo, y lo mismo la oposición. El hecho ocurre en los finales del
año, de un año víspera de elecciones nacionales. Si así terminan las
cosas del 2015, hay que suponer cómo empezarán en el 2016. La oposición
tal vez no se haya guardado municiones, aunque muchas de salva o
gastadas en garza, pero, sin decirlo, teme que el gobierno se emplee más
a fondo. No solo en la utilización de recursos económicos, sino en
ataques frontales o por costados sensibles. La reacción será
proporcional a la acción. Y no hay dudas de que quien tenga techo de
cristal, y este sea frágil, le conviene no tirar piedras al ajeno...
ASÍ Y ASÍ.- Los términos de la lucha política
durante la campaña están más que claros, y quien se equivoque lo hará a
su propio riesgo. La advertencia fue hecha de manera directa y personal,
de modo que no haya duda sobre el ánimo de pelea. Nada por la orilla, y
sin mojarse los pies. Todo en medio del río, sea con corriente calma o
agitada, donde se panquea a gusto, pero sin los imprevistos de las
patadas del ahogado. La cementera fue un round inútil, y lo mejor fue
olvidarlo. Lo de la OISOE fue un ataque artero, y conviene dejarlo
atrás. ¿Cómo hacer, pues, la campaña? Ahí está la cuestión. Las
propuestas se hacen difíciles, pero también las contrapropuestas, y
parece no convenir la lucha cuerpo a cuerpo, y ni siquiera con bayonetas
caladas. No obstante, habrá que dejar fluir el agua, y pensar un poco a
lo Heráclito. Lo que no dijo noviembre, ni diciembre, deberá decirlo
enero, y no muy adentrado en sus días. Después de Reyes, pero antes de
La Altagracia o de Duarte, pues deben evitarse los descuidos por las
fiestas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario