Resulta que “La Victoria”-- el inmundo presidio abierto por la tiranía de trujillo en 1952--, devino derrota para el sistema penitenciario dominicano que en la última década ha hecho esfuerzos para modernizarse y presentar reformas que sirven de modelo a otros países de la región que se preguntan cómo ha sido posible un cambio tan singular.
Sobre cualquier ignorancia se puede decir que La Victoria ha terminando siendo el zafacón donde va a parar lo que no clasifica para ingresar al sistema reformado. O sea, la basura del estercolero social dominicano...
La expresión no parece exagerada cuando se calcula que más de una tercera parte de la “matrícula carcelaria dominicana”, que asciende a 24 mil reclusos, está concentrada en ese recinto, abierto para confinar originalmente a 850 presos y tres décadas después se amplió para albergar a 1,100. Actualmente hay más de ocho mil reclusos hacinados en precarias condiciones.
El motín del viernes-- en el que un recluso murió y varios terminaron heridos, incluyendo dos agentes policiales--, sólo sirvió para traer de nuevo a la discusión pública la necesidad de que ese recinto sea clausurado... El problema es que no hay cárceles para tantos presos, menos para una población penitenciaria de semejante propensión a la violencia.
Lo que recomiendan los expertos es construir tres nuevas cárceles para distribuir los presos de La Victoria y reiniciar con ellos un proceso de adaptación al sistema reformado sin llegar a “contaminar” las cárceles que ya operan mediante ese esquema y que constituyen “modelos de presidios humanizados”.
... Lo que vio el Listín
La plana ejecutiva del Listín, encabezada por su director Miguel Franjul, visitó la cárcel de La victoria casi coincidiendo con el motín del viernes... Lo que describe Javier Valdivia en un reportaje el pasado domingo es simplemente patético: hay celdas que hacinan hasta a 200 reclusos...
Aunque Valdivia no la valora, la siguiente frase atribuida al director de Prisiones que les acompañó en la visita describe la situación anárquica que se vive en La Victoria: -Aquí hay una situación que se llama subsistencia.
(...) La condición económica de un interno-- como le llaman a los presos en el sistema reformado--, le permite estar en el lugar que mejor le convenga... Entre negocios de presos no nos metemos. Honrando la verdad hay que decir que el general Tomás Holguín la Paz ha hecho esfuerzos para mejorar el sistema penitenciario al margen de la reforma que inició el anterior procurador general de la República, Radhamés Jiménez, y que ha continuado Francisco Domínguez Brito.
Pero el caso de La Victoria-- que no es el único presidio en esas condiciones, aunque sí el peor--, es un ejemplo de que falta mucho por hacer en el sistema penitenciario y evidencia el retraso del proceso de reforma que lleva ya más de una década.
La gran diferencia...
Existe marcada diferencia entre el viejo sistema que prevalece en La Victoria y el modelo renovado que ejemplifica Najayo tanto en el reclusorio de hombres como de mujeres.
Es tal la diferencia, que en la Justicia se considera un castigo mayor enviar a un recluso a purgar pena a La Victoria mientras se “favorece” a quien se manda como “interno” a Najayo. Ya se ha hecho norma que la misma sentencia destine al recluso.
A partir de ese “privilegio” hay quienes dicen que también se hace negocio con la reclusión de los prevenidos desde antes incluso de ser sentenciados...
... Porque no es lo mismo estar preso en Najayo que estar en La Victoria... ¡Najayo es un triunfo; La Victoria, una derrota!
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