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jueves, julio 30, 2015

¡… La trampa convergente!

El Gobierno no puede caer en la trampa que le tiende la oposición queriendo involucrarlo en el escándalo de Odebrecht, como tampoco debe dejarse arrastrar por las provocaciones de la violencia social como arma de campaña electoral, dos escenarios que buscan reducir la popularidad del presidente Danilo Medina.
Los servicios de inteligencia del Estado tienen identificadas dos estructuras políticas para arremeter contra el Gobierno en esos campos: la acusación de tráfico de influencia a favor de Odebrecht en la asignación del contrato de las generadoras de Punta Catalina, y el levantamiento violento en pueblos y barrios reclamando obras sociales.
En ambos flancos han comenzado las presiones contra el presidente Medina que está en el deber de denunciar el propósito de esos grupos y evidenciarlos antes de que puedan hacer daño creando “una ola de opinión pública” que ponga al gobierno contra la pared.
En los últimos días ha quedado en evidencia el propósito violento de los grupos que organizan protestas exigiendo al gobierno obras que en el mejor de los casos llevan décadas pendientes porque otras son inventadas y jamás han estado en los inventarios de necesidades de esos lugares.
Por igual han sido notorios los grupos que comienzan a formar cadenas para pedir al presidente Medina que esclarezca “sus vínculos” con los ejecutivos de la firma brasileña Odebrecht sometida a cuestionamientos por obras obtenidas en varios países gracias a supuesta influencia del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva.
... Y todo con violencia
La violencia desplegada en las “protestas” pueblerinas no es fortuita. Tiene la característica propia de los grupos populares que constituyen una minoría de la población pero con suficiente capacidad para alterar el orden interrumpiendo el tránsito en calles y carreteras con neumáticos y escombros ardientes.
En algunos casos han aparecido encapuchados provistos de armas de fuego caseras --en su mayoría de las llamadas “chilenas”--, que usan contra los agentes del orden cuando tratan de dispersarlos con gases.
Esos hechos se iniciaron hace poco menos de un mes y han ido en aumento al punto en que las convocatorias de huelgas, marchas y protestas populares llenan la agenda diaria de los medios de comunicación.
Lo único en común que tienen esos llamados a la violencia es que se formulan a través de organismos populares apócrifos aunque de claro origen: los mismos grupos populares que convergen en el sector más beligerante de la oposición política...
...En los pueblos y en los barrios todo el mundo los conoce.
Y el caso de Lula...
“Vamos a hacer un escándalo mayor que el de la Sun Land en el 2008”, dice la voz de un dirigente político que ha sobresalido los últimos años por su radicalismo contra el gobierno.
La conversación grabada por la seguridad del Estado no deja ninguna duda del plan para acusar directamente al presidente Medina de traficar con influencias a favor de Odebrecht en el proyecto de las dos plantas a carbón de Punta Catalina, otorgadas por licitación a la firma brasileña.
Para identificar el origen de la campaña basta ver a los firmantes de una carta que le enviaron ayer al presidente Medina pidiéndole “aclarar sus vínculos” con la firma Odebrecht. O sea, ni siquiera le preguntan si Danilo “tiene vínculos” con los brasileños, sino que aclare cuáles son esos vínculos...
Y lo firman todos los partidos y grupos de la llamada Convergencia...
¿...Se necesita más?
Por César Medina ;-

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