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viernes, mayo 08, 2015

Solución al impasse en PLD y las lecciones del pasado

AL PADRE.-  Al principio del período, y cuando todavía no se hablaba de reelección ni Leonel Fernández andaba “desinquietando” los vientos, escribí sobre la necesidad de matar al padre. Era previsible la situación que se vive hoy en el PLD, de dos gallos en el gallinero, aunque en ese entonces era una metáfora virtual sustentada en la dialéctica. Decía en ese tiempo que no importaba lo que pensara Danilo Medina de Leonel Fernández, y viceversa, o que quisieran o no luchar por el espacio vital de sus liderazgos. Que más tarde o más temprano la dinámica de la política los confrontaría. No se ve más allá de la reelección de Medina o de una nueva postulación de Fernández, sin advertir el hecho de la sustitución de liderazgos.
Como parte del debate se le saca en cara a Medina que dijera que no le interesaba otro mandato y que no aspiraba a ser líder, sino  cumplir sus cuatro años y caminar tranquilo por las calles con el respeto y la consideración de sus conciudadanos. Y de seguro que era sincero, y de que ese era su verdadero sentimiento...
EL ORIGEN.- Una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja, y en este caso el que lo apareja piensa más de lo previsto. Que un animal con el lomo tan fuerte puede soportar más carga o llevarla más lejos. La vocación reeleccionista de Danilo Medina fue cultivada hasta con delectación por terceros. Un día, y sin que viniera a cuento, empezaron a publicarse encuestas, aparentemente inocentes, pero que obviamente cumplían un designio superior. Eran frecuentes y profusas, y no afán casual. Dicen en la calle que a nadie le dan pan que no coma, o se puede recordar el viejo símil del billetero y el billete. Viendo como reaccionan los otros aspirantes: declinando, renunciando, apoyando, o la aprobación del Comité Político, la reelección pudo haber pasado en el PLD como lo más natural del mundo. El problema es Fernández, y lo es porque tiene fuerza en la instancia legislativa. Esto es, no se hizo lo que la lógica política imponía: matar al padre, de manera que solo hubiera que recoger la  herencia...
LA HERENCIA.-  La solución al impasse en el PLD se consigue, ya no matando al padre, sino simplemente que éste entregue la herencia, como en el pasaje bíblico del Hijo Pródigo. Desde que Leonel Fernández retire sus aspiraciones, la revuelta llega a su fin, y la reelección juega su albur en las cámaras, donde se sabe el partido de gobierno no cuenta con mayoría. Lo que haga el PRM, o el PRD, o el PRSC, será cosa de estos partidos, pues las decisiones internas del PLD solo vinculan a sus miembros. El problema ahora no es si Fernández aspira o tiene posibilidades. El problema ahora es que el Comité Político tomó una decisión, y desconocerla sería hacer del caos la única autoridad. Uno piensa desde fuera, sin ser burro, y tampoco el que lo apareja, que un partido como el PLD no puede sucumbir por la insurgencia de 15 senadores y 50 o más diputados. El PLD expulsó unos cuantos diputados que se asociaron a Hipólito Mejía y su reforma constitucional, y siguió existiendo, y en las elecciones siguientes fue gobierno... 
CAPRICHOS.- Nadie recuerda a propósito de la actual revuelta de senadores y diputados, uno de los tantos capítulos caprichosos de la historia del PLD, cuando renunció la bancada casi completa de los diputados, dejando al partido sin representación en el Congreso Nacional. Los protagonistas de aquella hazaña memorable después volvieron al PLD, o tuvieron cercanía con sus gobiernos. Aunque  lo que merece resaltarse es que hubo partido para rato, y posterior a ese hecho son sus años de poder. Eso significa que entonces, y posiblemente ahora, la organización fue más importante que sus legisladores, y que no es vía cámaras que le entra el agua al coco. De manera que si Leonel Fernández no entrega su arma de reglamento, y se produce un intercambio de disparos, los irregulares perderán la batalla. Las lecciones del pasado tocan la puerta, y si las dejaran entrar, recuperarían viva la memoria. Echaron o se fueron secretarios generales,  y en cada ocasión el PLD se hizo más fuerte. ¿Entonces, pues?...

Por Orlando Gil ;-

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