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martes, mayo 19, 2015

Las posibilidades de Leonel se cierran y ya se le hizo tarde

EL JUMO.- Basta con oír a los peledeístas reclamar unidad para preguntarse qué ven ellos que el resto de la población no, en cuanto a la posible división de su partido. Pero igualmente, más que suficiente que demanden la reunión de sus líderes, para saber que en buenas manos está el pandero. El reclamo es una forma de exorcizar demonios que se mueven en el interior de todos los grupos políticos y que se solazan en promover la fragmentación. La demanda es el modo de convencerse de que la solución a cualquier impasse está al doblar de la esquina. Dirán entre ellos como uno de los comediantes más celebrados en la actualidad: “No somos locos”.
La doctrina de los peledeístas es el “boschismo”, y nadie sabe fuera ni dentro qué significa, pero que en todo caso, más que calco, es una calcomanía del marxismo. La situación no es como la interpreta el canciller Andrés Navarro, un parto con pujos y dolores, sino pura dialéctica en movimiento. Una acción de acomodo que era previsible, pero que como sucede con toda borrachera, los peledeístas no fueron conscientes de su excesiva ingesta de alcohol…
COSAS DE DIOSES.- El problema empezó sin que nadie se diera cuenta y Leonel Fernández de hombre se convirtiera en dios, y esa transformación se produjo cuando le dio con llegar tarde a todas las actividades. Uno de los ángeles que estaba a su lado dijo que los actos no tenían hora fija, que se iniciarían a la hora de su arribo. Y tan convencido estuvo el líder, y por encima de todo el mundo, que fastidió con uno de sus habituales retrasos a un príncipe de la Iglesia. “Qué importa a mí”, otra de las frases y talante del celebrado comediante. Ni él ni los suyos pensaron en que el cielo era celoso, y que no conviene mucho mezclar dioses con humanos, puesto que el Olimpo se resiente. ¿Y Danilo Medina qué? Otro dios. Solo que a Medina y no a Fernández correspondía la ira, y era justo y propio que uno se quitara para que el otro ocupara el lugar. Todo el lugar. No resulta fácil tocar el laúd en una nube, teniendo cerca, en la del lado, a un sujeto armado con arco y flecha y apuntando. Vicentico Valdez, si fuera el caso, lo cantaría en toda su inmensidad: “Bájate de esa nube y ven aquí a la realidad…”. 
NO OBSTANTE.- Leonel Fernández y Danilo Medina, al parecer, han llevado el impasse más allá de la cuenta, como si no hubiera solución a la vista. Como si no encontraran la manera de avenirse con la realidad. El trastorno ya no solo afecta al PLD, o a los peledeístas, sino al establecimiento político en general, que pierde dinámica, que se reduce en su encanto. Los oponentes virtuales, ahora, potenciales más adelante, y reales cuando llegue el momento de la campaña, se mantienen recogidos, pues no pierden de vista lo principal. Una cosa será con guitarra y otra muy diferente con violín. Que no será igual enfrentar a Fernández que a Medina, e incluso, el punto más importante: el ánimo final de la contienda. Si quedan en buenas o en malas. En el 2012 se crearon tres frentes, y los tres frentes actuaron de maravillas, produciendo una especie de milagro electoral. De muy atrás llegando a muy alante. La campaña, por tanto, carece de lucidez si el equipo principal no entra a juego, si los peloteros estrellas no se ponen uniforme… 
SEÑALES.- La decisión del gobierno de entregar fondos a la Junta Central Electoral es una señal que no debiera pasarse por alto, pues el retraso pudo haber tenido la situación del juego como excusa. No se estaba en elecciones hasta tanto no se viera que la reelección hacía camino al andar. Antonio Machado, siempre Antonio Machado. Además, algo debe significar que ahora sean menos los senadores y los diputados rebeldes, o la chanza de un grupo de irse a vacacionar a un ressort, como si el rancho no estuviera ardiendo. Lo lógico era que los insurgentes estuvieran acopiando armas, o por lo menos tensando arcos y sacando punta a las flechas. No puede decirse que se hayan entregado o vayan a entregarse, pero sí hacer suya una consigna de impotencia: con el Estado todo, contra el Estado nada. Los intentos nunca son malos, pero nada peor que persistir cuando no se tiene razón ni fuerza, y las posibilidades se cierran como los guantes de un boxeador, que entonces solo sirven para golpear. La reelección tal vez no llegue a proyecto de ternura, pero no hay dudas de que a Fernández se le hizo tarde…
Por Orlando Gil ;-

@orlandogildice

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